Estados Unidos, Bélgica y Francia lideran la importación del grano chiapaneco, destacado por su calidad
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
La producción de cacao en Chiapas ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos cinco años, impulsada por el programa Sembrando Vida. Este incremento del 30 por ciento ha permitido que la entidad fortalezca su posición como una de las principales productoras de cacao fino de aroma en el país, con una cosecha anual cercana a las 12 mil toneladas. Este crecimiento no solo beneficia a los productores locales, sino que también refuerza la presencia de México en el mercado internacional.
El cacao chiapaneco destacó no solo por su volumen, sino por su calidad. Certificaciones agroecológicas y orgánicas han elevado su valor hasta un 20 por ciento por encima del precio estándar en el país. Cultivado bajo sistemas agroforestales, este grano cumple con las normas ambientales más exigentes, incluidas las de cero deforestación de la Unión Europea, lo que lo convierte en un producto demandado en mercados como Bélgica, Francia y Estados Unidos.
El impacto económico para las comunidades productoras ha sido considerable. Con precios que oscilan entre los 250 y 300 pesos por kilo para el cacao fermentado, y entre 150 y 200 pesos para el lavado, los ingresos han mejorado en comparación con años anteriores. Además, el alza en la demanda global, derivada de la baja producción en otros países, ha mantenido un escenario favorable para los productores mexicanos.
México se mantiene como un referente en la producción de cacao, con un total de 28 mil 607 toneladas anuales provenientes de Tabasco, Chiapas y Guerrero. La entidad chiapaneca aporta cerca del 40 por ciento del cacao fino de aroma, consolidándose como un pilar clave en la industria nacional. Además, el consumo interno también ha cobrado relevancia, representando el 0.6 por ciento del gasto total en alimentos y bebidas en los hogares del país.
El auge del cacao orgánico en Chiapas es resultado de políticas de apoyo al campo que han permitido mejorar la productividad y rentabilidad del sector. Sin embargo, el reto ahora es garantizar la sostenibilidad de este crecimiento y asegurar que el cacao mexicano siga siendo un referente mundial en calidad y responsabilidad ambiental.