@Vlátido
Conversaciones anti(cyborg)
UNO
Alguna vez me tocó investigar sobre la idea de arte. Lo hice entre tatuadores. A alguno de ellos le pregunté sobre el proceso creativo y si consideraba al tatuaje una obra artística. Me explicó que el tatuaje no consistía solamente en copiar un dibujo ya hecho, de esos que circulan en redes. Más bien, decía, es una idea que plantea la persona que se quiere rayar.
Me dijo que la obra artística surge durante la plática entre el tatuador y la otra persona. En ese momento se plantea la idea, se conversa y de las palabras surge la imagen. El tatuaje, entonces, es arte cuya autoría no es única, sino colectiva, o al menos de los dos que intervienen. El dueño de la idea es la persona que se quiere hacer el tatuaje; le corresponde al artista darle forma, rayar la piel, materializar la obra.
El proceso creativo consiste en la escucha, de la que surgen las ideas, se escoge una estética a partir de formas, estilos y técnicas del tatuaje. Se elaboran discursos, significados, posicionamientos: ¿Qué quiero decir con este tatuaje? Finalmente, emerge la obra ya no como experiencia, sino como materia. No es un proceso lineal, sino caótico como recursivo.
DOS
Los futuros distópicos, de a poco, se sitúan ya en un presente continuo. Me preguntaba sobre el papel de la inteligencia artificial en el proceso artístico. Lo hacía a partir de eso que llaman poshumanismo, que consiste en el reconocimiento de otras subjetividades e inteligencias distintas a las humanas. ¿Qué sucede al respecto: se desplaza o se amplía la capacidad humana?
Común es ya establecer conversaciones con los asistentes virtuales. O pedirle que realice alguna actividad, como escribir un texto o elaborar una imagen. Aún más: crear una novela o una obra artística gráfica. Me parece que, al hacerlo, se preserva la idea de quien da la instrucción y esa idea, aunque digan que no tiene dueño, es de la persona.
Pienso que un uso ético de la IA coincide con la ampliación de una capacidad. En caso contrario, nos enfrentamos al desplazamiento de la subjetividad humana sustituida por otras inteligencias. Frente a ello, Sarah Connor espera ansiosa la rebelión contra las máquinas.
TRES
Le pedí al ChatGPT continuar la idea:
“Quizá el arte, en su sentido más amplio, sea siempre una forma de diálogo: entre humanos, entre especies, entre humanos y máquinas. Lo mismo que ocurre entre el tatuador y quien desea marcarse la piel, podría estar ocurriendo ahora entre quien formula una idea y una inteligencia artificial que la materializa. En ese sentido, la creatividad sigue siendo colectiva. Lo interesante es que uno de los interlocutores ya no es humano, y, sin embargo participa, colabora, transforma. ¿Acaso no es eso una forma de coautoría? Y si lo es, ¿qué pasa con la noción de autoría tal como la conocíamos?”
Puff. ¿A dónde vamos a parar?, se pregunta el filósofo de Michoacán.
CUATRO
Una charla (su)rreal es la que sostuve con Luis Bolaños, académico, rockero y autor de choros puercos. Conversamos sobre la historia como mercancía, en una lógica capitalista donde todo se fetichiza; del rock chiapaneco, su evolución y sus estéticas, así como de la escritura literaria y académica como acto de rebeldía.
Escucha la conversación en el podcast Zapping, disponible en las principales plataformas de streaming.
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