Es necesario encontrar un equilibrio entre seguridad alimentaria y la accesibilidad económica de productos básicos
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: JACOB GARCÍA
Desde marzo, los chiapanecos han notado un aumento alarmante en el precio de la carne de cerdo, que ahora alcanza los 140 pesos por kilogramo. Esta escalada se debe, en parte, a la prohibición de importar ganado porcino, motivada por la preocupación de la Diarrea Porcina. El distribuidor en Soconusco, Jorge Ortiz Arévalo, explicó que esta medida ha creado un cuello de botella en la oferta, mientras que la demanda en el centro del país sigue en ascenso.
Señaló una contradicción clara: mientras empresas como Carroll de Veracruz y Kekén de Yucatán cumplen con rigurosas normas internacionales, capaces de exportar a mercados extranjeros, Chiapas se mantiene al margen comercial. “Es un contrasentido que limita la competencia y encarece la carne para los consumidores locales”, afirmó, poniendo en duda la efectividad y la lógica detrás de estas políticas.
La tensión aumenta a medida que los actores del sector ganadero claman por una revisión de las restricciones. La idea es simple: permitir la entrada controlada de ganado de otras regiones no solo aliviaría la escasez, sino que también podría normalizar los precios y ofrecer opciones más diversas a los consumidores. Esta propuesta no es solo una petición de los productores; es un llamado a revisar un sistema que, según muchos, está más enfocado en la prevención de riesgos que en el bienestar económico de los chiapanecos.
Expertos y consumidores coinciden en que es hora de que Chiapas replantee su estrategia sanitaria, en la búsqueda de soluciones que no solo protejan, sino que también promuevan un mercado justo y competitivo.
Para muchos, la escasez de cerdo en Chiapas es más que un problema de suministro; es un síntoma de políticas que necesitan ser ajustadas. En este escenario, las decisiones que tome el Gobierno estatal en los próximos meses serán cruciales. La respuesta a esta pregunta podría definir el futuro del sector porcino y, por extensión, el acceso a uno de los alimentos básicos más importantes para los chiapanecos.