Roberto Chanona
Siempre me he preguntado por qué Octavio Paz en su libro Las trampas de la Fe y en el capítulo que le dedica al poema Primero Sueño de Sor Juana Inés de la Cruz, nunca mencionó la relación de la Décima Musa con la Diosa Blanca. Sobre todo, porque es el origen de la poesía y Sor Juana lo deja muy en claro en los primeros versos del poema cuando dice: del orbe de la Diosa / que tres veces hermosa / con tres hermosos rostros ser ostenta…
Afortunadamente, para la sensibilidad del poeta Óscar Wong, estos versos no pasaron desapercibidos en su ensayo Mitos y Símbolos que forma parte de este magnífico libro, Poética del Viento, publicado por el CONECULTA en el 2015.
Óscar Wong nos ilustra con profundo conocimiento la relación de Sor Juana con la triada lunar y su representación mitológica de la Diosa Blanca; además, se adentra y nos explica que la vida personal de la monja, está marcada también por esta triada: desde su nacimiento hasta el ingreso al palacio, es la doncella Juana Inés, o sea, la diosa del nacimiento y el crecimiento: la luna creciente. De su noviciado y toma de hábitos, hasta la creación del poema Primero Sueño, es la mujer madura, o la diosa del amor y la batalla: la luna llena. Y finalmente, de su caída por las controversias teológicas con las autoridades eclesiásticas, hasta su muerte, es la diosa de la adivinación y de la muerte: la luna menguante.
Este acertado ensayo encuentra sus raíces en el libro La Diosa Blanca del autor Robert Graves, el cual trataprecisamente, el origen del mito poético. Para Graves, la poesía nace en los ritos dedicados a la Diosa Blanca, la luna. Y Sor Juana, lo sabía desde varios siglos antes.
Poética del viento es una corriente de aire fresco que nos lleva a recorrer la poesía de conocidos autores del mundocomo Pablo Neruda, Lezama Lima, Dolores Castro, Iliana Godoy, Gustavo G. Velázquez, Vicente Huidobro.
También encontramos ensayos sobre algunos temas poéticos y filosóficos, como la fuerza descomunal del viento; otros tan humanos como la violencia, o el eternofemenino; o que hablan de seres mitológicos como los ángeles y arcángeles, los dragones que nos remiten a una parte de su origen, su ascendencia china. Estos escritosson un universo de sonoridades que escapan a nuestra vida cotidiana, pero no a la sensibilidad del poeta.
De manera parecida a como lo hacía el maestro GastónBachelard, Óscar Wong nos va introduciendo lentamente alas profundidades de un océano poético. Sin soltarnos, sinintentar perdernos, vamos con él buceando a través desencillas palabras en aguas intangibles, hasta llegar a lomás profundo de lo que llamamos comúnmente poesía.
Me detengo un instante en el ensayo titulado Transgresión y Verbalidad sobre el poeta chileno Vicente Huidobro que me parece extraordinario. No solo porque le valió elpremio nacional de ensayo “Magdalena Mondragón” en el 2008, sino porque desde hace tiempo no había leído algo tan completo sobre un poema que marcó mis lecturas: Altazor.
Tendría unos 23 años cuando en mis noches parisinas leí por primera vez este poema. Joven aún, no podía ver con claridad lo grandioso de esta obra creacionista, pero intuíaque estaba ante un gran poema. Por momentos, traía a mimemoria al poeta Mallarme y su poema Un golpe de dados jamás abolirá el azar; pero a veces Huidobro se ponía tan denso, tan oscuro, como la pelea que protagonizan Altazor y un tiburón hembra. Al final, ella es vencida por el héroe y este le hace el amor.
Luego se deslizaron años muy oscuros en mi existencia, o como decía Huidobro: ¿qué ángel malo se paró en la puerta de tu sonrisa con la espada en la mano?
Hoy, gracias a Óscar, mi amigo, mi hermano, pude regresar a este poema iluminado por la claridad de sus palabras para poder constatar lo grandioso de este canto lírico, épico, que revela los acontecimientos emotivos del poeta erigido en héroe, en mago y sacerdote.
Estas palabras las escribo desde la reserva de la biosfera La Sepultura, en el ejido Sierra Morena. Aquí hay una ventana natural formada en la agreste Sierra Madre de Chiapas de donde observo a lo lejos las luces de Tonalá, tierra natal del poeta. Los árboles que me observan me hacen la señal de silencio, me dicen que me calle, para que ustedes puedan escuchar la Poética del Viento de Óscar Wong, para que ustedes puedan recordar siempre a este poeta de la Costa de Chiapas.