Desesperados por enviar dinero a sus familias. La sobrecarga de servicios refleja el colapso en la infraestructura local
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
En Tapachula, el caos migratorio ha alcanzado nuevos niveles, con miles de migrantes que no solo abarrotan las oficinas del Instituto Nacional de Migración (INM) y la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), sino también las tiendas de cobro de remesas, que se han convertido en un punto de tensión. Se han reportado largas filas de familias extranjeras que esperan enviar dinero a sus países de origen, lo que refleja una realidad de desesperación económica.
Desde el pasado fin de semana, migrantes de diversas nacionalidades, incluidos venezolanos, haitianos, colombianos y centroamericanos, se han visto obligados a esperar por horas en las tiendas de remesas, mientras las autoridades locales intentan gestionar la creciente demanda de servicios. Esta situación no solo ha saturado las tiendas, sino que ha creado un ambiente de frustración en un contexto de escasos recursos y nulas respuestas por parte de las instituciones.
La saturación del sistema de cobro de remesas es solo una de las consecuencias de una crisis migratoria que ha superado la capacidad de la ciudad para manejarla. Mientras los migrantes luchan por enviar dinero a sus familias, muchos se quejan de la falta de empleo en Tapachula y del alto costo de la vida, lo que agrava aún más su desesperación.
El desbordamiento de servicios no solo se limita a las oficinas de migración y las tiendas de remesas, sino que también afecta a otras áreas básicas como el alojamiento y la alimentación. Los migrantes, en su mayoría, no encuentran espacios dignos para vivir, y la sobrecarga en los servicios de asistencia hace que cada día sea más difícil recibir apoyo.
El futuro de los migrantes en Tapachula sigue siendo incierto. A pesar de los esfuerzos de las autoridades para gestionar la crisis, la falta de soluciones rápidas y efectivas solo aumenta la tensión en la ciudad. Sin respuestas claras y con los servicios colapsados, los migrantes siguen en la búsqueda de una salida, atrapados entre la esperanza de un mejor futuro y la realidad de una ciudad que no puede ofrecerles lo prometido.