El 10 de mayo, una fecha tradicionalmente dedicada a celebrar a las mamás en México, estuvo marcada por un gesto de profundo dolor y reivindicación
YUSETT YÁÑEZ/PORTAVOZ
Las mamás que han sido víctimas indirectas de feminicidio no celebraron como lo harían en circunstancias normales. En lugar de recibir obsequios, decidieron regalar presentes a quienes transitaban por la Avenida Central, buscando visibilizar sus casos y crear conciencia sobre la problemática del feminicidio en el país.
UN GESTO DE VISIBILIZACIÓN
Maricruz Velasco Nájera, una de las madres presentes en esta emotiva acción, explicó el propósito detrás de este gesto: “Lo que estamos haciendo nosotros con esta acción es visibilizar los temas de feminicidio y las violencias feminicidas de las mujeres. Es crear conciencia a la ciudadanía y que sepan que como mamás víctimas de feminicidio no tenemos nada que celebrar porque la personita que nos espera para darnos un abrazo, un apapacho, no llegará”. Su declaración pone de manifiesto el dolor que sienten estas madres al recordar a sus hijas, arrebatadas por la violencia de género.
Este día, en lugar de las festividades habituales, se convirtió en una oportunidad para que estas mujeres expresaran su sufrimiento y la falta de justicia que muchas veces enfrentan. El acto de regalar obsequios fue simbólico, un acto de amor que, en lugar de ser dirigido hacia sus hijas, se ofreció a la comunidad con la esperanza de que se genere un diálogo sobre la violencia contra las mujeres.
EL DOLOR DE LA PÉRDIDA
Flor Alcázar, otra madre que perdió a su hija a causa del feminicidio, compartió su desgarradora experiencia: “Hoy hay una silla vacía, ya no está mi hija para celebrar el 10 de mayo como siempre lo hacía. Hoy es un recuerdo muy triste para mí, para mí ya no hay 10 de mayo, ya no existe. Siento un gran dolor en mi corazón, una gran tristeza. Veo que hay personas que tienen todos sus hijos, y les deseo que cuiden a sus hijos y que los hijos cuiden a su mamá”. Las palabras de Flor reflejan la realidad que enfrentan muchas madres que, en lugar de celebrar, deben lidiar con el vacío que deja la pérdida de un ser querido.
El dolor de estas mujeres es colectivo, un eco de la violencia que ha permeado en la sociedad. Cada año, el 10 de mayo debería ser un día de celebración, pero para ellas se convierte en una fecha que resalta la ausencia y la injusticia. Este gesto de regalar obsequios no solo busca visibilizar sus casos, sino también recordar a las víctimas y exigir que se haga justicia.
CONCIENCIA COLECTIVA
La acción de estas madres es un llamado a la sociedad para que se involucre en la lucha contra la violencia de género. A través de su dolor, buscan despertar la empatía y la conciencia colectiva, invitando a todos a reflexionar sobre la realidad que enfrentan muchas familias en el país. La violencia feminicida no solo afecta a las víctimas directas, sino que también deja huellas imborrables en sus seres queridos, quienes deben aprender a vivir con la ausencia.
Es fundamental que la sociedad reconozca el sufrimiento de estas madres y se una en la lucha por un cambio. La visibilización de estos casos es crucial para erradicar la impunidad y exigir a las autoridades que actúen de manera efectiva para proteger a las mujeres y garantizar justicia.
El 10 de mayo de este año fue un día de reflexión y reivindicación para las madres víctimas de feminicidio. Su gesto de regalar obsequios en lugar de recibirlos es una poderosa declaración que exige atención y acción. Estas mujeres no solo sufren por la pérdida de sus hijas, sino que también son portadoras de un mensaje urgente, es necesario visibilizar la violencia de género y luchar por un mundo donde cada madre pueda celebrar el Día de las Madres con alegría y sin dolor. La lucha continúa, y su voz es un recordatorio de la necesidad de un cambio profundo en la sociedad.