Las fallas en obras anteriores y falta de validaciones han frenado proyectos clave
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
En pleno 2025, más de una veintena de municipios en Chiapas permanecen desconectados de lo esencial, agua potable, energía eléctrica y sistemas de saneamiento. La Secretaría de Infraestructura del estado confirmó que 29 municipios viven un rezago estructural que, en palabras de su titular Ana Karen Gómez Zuart, “refleja una deuda histórica con las comunidades más marginadas”.
El panorama es crudo, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el 29.7 por ciento de la población chiapaneca carece de acceso a servicios básicos en la vivienda, el doble del promedio nacional. Esta carencia cotidiana obliga a miles de personas a caminar kilómetros para acarrear agua, vivir sin luz eléctrica y convivir con aguas negras sin tratar.
A pesar de que existen 340 plantas de tratamiento de aguas residuales en el estado, solo unas 140 funcionan de manera parcial, según datos de la propia Secretaría. Es decir, más del 58 por ciento están fuera de operación. Esto no solo daña el entorno, sino que agrava los problemas sanitarios en comunidades vulnerables, en especial en zonas rurales donde las enfermedades gastrointestinales siguen siendo la principal causa de consulta médica.
La falta de alumbrado público también tiene un impacto directo en la percepción de inseguridad. Según la Encuesta Nacional de Seguridad Urbana (ENSU), el 66.8 por ciento de la población en Chiapas considera que caminar de noche en su colonia es inseguro, cifra que aumenta en los municipios sin iluminación pública. Ante este panorama, la funcionaria adelantó que se proyectan espacios de uso social en áreas con alta incidencia delictiva, como medida preventiva.
La transformación implica rehabilitar obras abandonadas como el rastro municipal de Comitán o el relleno sanitario de Chiapa de Corzo, que representaba incluso un riesgo aéreo. La meta no es solo ejecutar proyectos, sino dar respuestas reales en un estado donde el 75.5 por ciento de la población vive en condiciones de pobreza, según el último censo del Instituto Nacional Estadística y Geografía (Inegi).
Si se desea revertir décadas de abandono, se requerirá más que voluntad. Se necesita continuidad, supervisión ciudadana y un enfoque territorial que escuche, entienda y actúe.