El fenómeno se intensifica debido al calor extremo y la prolongada sequía, afectando tanto a comunidades serranas como costeras
YUSETT YÁÑEZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
El calor extremo y la prolongada temporada de estiaje en Chiapas han agravado un fenómeno silencioso pero creciente, el estrés hídrico. En diversas regiones del estado, los manantiales y fuentes naturales de agua han comenzado a secarse o a reducir drásticamente su caudal, poniendo en riesgo el acceso al agua potable para cientos de comunidades. Este problema no solo afecta a las áreas montañosas, sino que se extiende a municipios costeros y de baja altitud, como Pijijiapan y Pichucalco, donde también se han reportado dificultades en el abastecimiento.
Felipe Irineo Pérez, director de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), explica que, en la Sierra Madre de Chiapas, aunque hay abundantes fuentes de agua, estas son vulnerables en la temporada de estiaje. “En la zona alta, los manantiales que abastecen a las comunidades se secan o disminuyen su caudal, lo que genera estrés hídrico en la región”, señaló Pérez.
Pero el problema no se limita a las áreas montañosas. “También tenemos problemas en otras comunidades que no están precisamente en la zona alta. En Pijijiapan, por ejemplo, la mayoría de las fuentes de agua son manantiales y arroyos, los cuales están sufriendo por la falta de lluvia”, añadió. Este fenómeno, definido como la disminución del suministro de agua disponible en relación con la demanda creciente, se intensifica durante periodos de calor prolongado y escasez de lluvias.
Los expertos advierten que, si no se implementan medidas de prevención, el estrés hídrico podría agravarse en los próximos años. Esto plantea un panorama preocupante para la población, que depende de estas fuentes naturales para su subsistencia. “La crisis del agua no es un problema del futuro, es una realidad del presente”, enfatizó Pérez.
Ante esta situación, es crucial tomar acciones concretas para prevenir el estrés hídrico. Desde el hogar, se pueden implementar prácticas sencillas como cerrar las llaves mientras se lava, reutilizar agua para riego o limpieza, y reparar fugas. Estas pequeñas acciones pueden tener un gran impacto en la conservación del recurso hídrico.
Además, es fundamental evitar la contaminación de ríos y manantiales, no tirando basura ni residuos en cuerpos de agua. La educación ambiental juega un papel clave en la preservación del agua, y es necesario fomentar una cultura de respeto y cuidado hacia los recursos naturales.
Otro aspecto crucial es exigir el uso responsable del agua en el sector agrícola e industrial, que son los mayores consumidores. Implementar tecnologías de riego eficiente y prácticas sostenibles puede reducir significativamente el consumo de agua en estos sectores.
La reforestación de zonas de captación natural es esencial. Los árboles ayudan a mantener el equilibrio hídrico, reteniendo agua y favoreciendo la recarga de acuíferos. Invertir en la restauración de ecosistemas es una estrategia a largo plazo para garantizar la disponibilidad de agua en el futuro.