RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
Debates para qué
Los debates políticos fueron creados para que los candidatos a cargos de elección
pudieran contrastar y difundir sus propuestas y, al mismo tiempo, fueran conocidos por
los electores potenciales.
¿Han servido para tales propósitos? No, cuando menos hasta el momento.
Es cierto que divulgar sus palabras y su imagen por todos los medios de comunicación
ayudan en ese propósito, pero la realidad es que, en México, solamente el 10 por ciento
de los ciudadanos con credencial para votar los sintonizan.
¿Quedan satisfechos? La mayoría no, ya que no conoce a fondo las propuestas de unos y
otros, pues la mayoría del tiempo se dedican a acusaciones de todo tipo, usando palabras
de descalificación o agresión.
El debate del domingo 7 de abril no fue distinto a los otros, aunque faltó, tal vez, el
payasito que hiciera reír a los asistentes y a los que seguían la transmisión por televisión,
radio y redes sociales.
El debate del domingo 7 fue como de primaria, donde las dos candidatas y el candidato se
hicieron mutuas acusaciones, aunque las del tercero no prendieron y las de Claudia y
Xóchitl se lanzaron acusaciones parecidas de corrupción. La una con una supuesta
investigación que beneficia a un subsecretario del Gobierno de la CDMX y los depósitos
de familiares de Sheinbaum en Panamá, a los que la candidata presidencial de MORENA
respondió acusándola de ser parte del cártel inmobiliario y ser una mentirosa.
La otra le respondió calificándola como “La dama de hielo” y “fría y sin corazón”.
Ese fue el momento estelar de la candidata opositora, aunque le faltó contundencia ante
la impávida candidata oficial, a la que le reclamó que ni siquiera volteaba a verla.
Los dardos de una y otra fueron agudos, pero sus propuestas sobre salud, educación y
demás faltó explicar cómo lo harían y de dónde obtendrían el dinero para llevarlos a la
realidad.
La realidad es que los debates presidenciales en México sirven para satisfacer a unos
empresarios de casas encuestadoras que son requeridos para hacer supuestas mediciones
que llevan a considerar ganador a unos y otros, aunque la realidad refleja otras facetas.
Con una dinámica nueva, los debatientes no se sintieron a gusto, ya que no la
comprendieron y se enredaron en la misma. Como en el primer debate, el de 1994,
cuando Ernesto Zedillo reclamó que la habían quitado algunos segundos de su
participación, ahora el cronómetro les jugó una mala pasada, lo que fue aprovechado por
Claudia Sheinbaum para una crítica feroz, los priistas y panistas se quieren robar hasta el
reloj, dijo.
Finalmente, el primer debate sirvió para mostrar que Claudia Sheinbaum si tiene
preparación de todo tipo y que es una mujer de carácter recio, blindada que soporta todo
tipo de embates. Xóchitl mostró que no es solamente ocurrencias y que le falta
contundencia, en tanto que Jorge Álvarez será un simple espectador en la contienda
presidencial, una figura que será pronto olvidada, con una participación simbólica como la
de Roberto Campa, Gabriel Quadri, Álvaro Treviño, Gumersindo Magaña y Gustavo Riojas,
entre otros.
A propósito del tema de corrupción y fallas, los nombres de Florencia Serranía, Ignacio
Ovalle y Francisco Garduño, son ejemplos clásicos de la inacción de la justicia sobre los
temas que han sido denunciados… Adán Augusto López, exsecretario de Gobernación,
funge como delegado de MORENA en Morelos, donde le costará trabajo acoplarse con
Ulises Bravo, hermano de Cuauhtémoc Blanco, quien maneja los entresijos de la sucesión
de su hermano y tiene blindada contra personajes ajenos a él a Margarita González
Saravia, quien se encuentra en una severa caída en las encuestas. Otro tabasqueño como
Adán, César Raúl Ojeda debió dejar la coordinación de MORENA en Morelos ante las
constantes amenazas de Ulises Bravo y se fue a coordinar la III circunscripción por parte
de MORENA.