Sandra de los Santos Chandomi
Hace unas semanas, Sarelly Martínez Mendoza, quien ha sido mi maestro por varios años, nos presentó a un grupo de amigos y amigas su libro: “Un lector agradecido”, en donde reúne varios textos en el que el hilo conductor son los libros, pero no cualquier libro son libros escritos por chiapanecos en su mayoría o que hablan de Chiapas.
Generoso como es, me invitó a presentar su libro este jueves 11 de julio a mediodía en el patio de la Presidencia municipal. Un evento que se hizo en el marco de la feria municipal del libro. Ni él, ni yo nos esperábamos un evento tan lindo donde hasta marimba hubo y la compañía de afectos que compartimos tanto Sarelly como yo.
Les comparto acá el texto que leí en la presentación y aunque puedo decir muchas cosas del libro preferí hablar más del autor, la lectura, la amistad y el agradecimiento. Gracias infinitas a Sarelly por permitirme hablar de su trabajo.
Un remanso de paz y agradecimiento
Sarelly ha sido mi maestro desde hace varios años y él se queja de que nunca le hago caso así que para darle la razón, hoy no vengo a comentar sobre su libro (o tal vez sí porque aunque no lo crea tengo mi propia forma de hacerle caso y seguir sus recomendaciones), hoy vengo hablarles de la lectura, la amistad y el agradecimiento.
Hace un tiempo una amiga me eliminó del Facebook, me desconcerté porque éramos muy cercanas y nos veíamos con regularidad, y en esta época posmoderna la amistad ya no se mide por las veces que nuestros afectos están con nosotros en los momentos difíciles, tampoco por las risas compartidas y ni siquiera porque nos hayan acompañado en las presentaciones de nuestros libros, NO ahora se mide por la interacción en las redes sociales. Preocupada por eso en cuanto la vi, le pregunté por qué me había eliminado, me intrigaba saber qué había quebrado. Me dijo, con toda naturalidad, que cada vez que le aparecían mis publicaciones se angustiaba porque era pura tragedia, puro hablar de desgracias. En ese momento me cayó el veinte que dentro del periodismo necesitamos remansos de esperanza y de paz, espacios en donde tanto las personas que escribimos como las personas lectoras tengan un lugar tranquilo, un espacio para descansar del ajetreo diario, algo que leer que trascienda el tiempo.
Sarelly, a diferencia mía, no necesitó que ningún amigo lo eliminará de las redes sociales para darse cuenta de ello, creo que siempre lo ha tenido claro. Cuando decidimos crear Chiapas Paralelo queríamos hacer una revista digital con trabajos de largo aliento, pero la dinámica propia del estado y de quienes hacíamos el portal nos fue moviendo para otro lado. Aunque también Sarelly fue cambiando su dinámica en el proyecto, nunca perdió el rumbo que le marcaba su propia brújula. Hasta ahora no ha dejado de hacer estos textos que son una isla de paz dentro de un archipiélago que se mueve cada día.
En este libro “Un lector agradecido” -¡Qué bonito nombre!-, Sarelly reúne una serie de textos que ha escrito a lo largo de 10 años, en los que habla de su experiencia leyendo libros de autores chiapanecos o que de alguna manera tienen que ver con Chiapas. Estos textos nos lo ha venido compartiendo en el portal de noticias Chiapas Paralelo, y me encanta que ahora estén todos juntitos y que una los pueda leer de un tirón; pero la idea de que el primer lugar donde estuvieron fue un espacio en el que las personas se los encontraban casi-casi que por casualidad me resulta más atractiva, y dejen les explico por qué…
Los espacios destinados para las noticias (portales, noticiarios, periódicos) están divididos por secciones y regularmente las audiencias se van solo a las noticias que les interesan, pero si en su camino se encuentran con “cositas” como estás…¡Ay! Qué bonito regalo, se detiene una a leer, a ver qué hay.
Dice Rodari: “Todos los usos de las palabras para todos. No para que todos seamos artistas, sino para que nadie sea esclavo”, por eso hay que democratizar la lectura, compartirla, que se nos aparezca así de pronto, en los portales de noticias, en los mercados, un día casual, un jueves cualquiera en medio del patio cívico de la Presidencia municipal.
Me gusta leer a Sarelly cada lunes, me gusta leerlo porque sé que bien puede escribir de política, de la vida cotidiana, las tradiciones de su pueblo o de una lectura que hizo de manera reciente. Me encantan las personas que comparten sus pasiones, que están llenas de un montón de cosas y andan por ahí desperdigándolas.
Sarelly es académico, pero no solo es académico. Es periodista, pero no solo es periodista. También es un surimbo orgulloso, un gran conversador, un buen amigo y también, lo sé, un lector agradecido.
La lectura es un asunto placentero, algo que se puede hacer en colectivo o de manera muy personal, habría que resignificarla, quitarle algunos estereotipos que se le han impuesto, y nos deberíamos dejar llevar por el solo gusto de disfrutarla.
La lectura no solo sucede cuando leemos, sucede también cuando hablamos de ese libro, cuando reflexionamos sobre él, cuántas veces no andamos por ahí como la llorona preguntando, no por nuestros hijos, sino quién ha leído tal o cual libro porque nos urge rebotarlo con alguien; también andamos recomendando libros… nos pasa como cuando vamos de viaje y vemos un paisaje maravilloso y quisiéramos que nuestros afectos también lo vieran, que tuvieran esa misma experiencia, por eso también recomendamos libros porque queremos compartir lo que disfrutamos.
Hace poco leía un post de la escritora Dahlia de la Cerda que decía:
“Está chido postear de la parte “buena” (no uso esa palabra) de la creación literaria… los viajes, las salas llenas, las publicaciones aquí y allá, las traducciones… pero la creación artística, cuando lo haces como oficio, como un jale, también es un llorar, un no dormir, no comer bien, esforzarse duro, llorar. Trabajar por horas y horas. Disciplina. Trabajar, trabajar y trabajar. Llorar de cansancio. Aferrarse”.
Leí este post en los días que andaba leyendo “un lector agradecido” y no pude dejar de pensar en el trabajo que también les significó a las autoras y autores de quienes habla Sarelly.
Las personas que escribimos de manera cotidiana “que es nuestro jale, pues”, lo que de alguna forma lleva comidita a nuestra mesa, vieran cómo agradecemos cuando nos leen, comparten nuestro trabajo, hablan de él… Sarelly está muy consciente de eso (porque le toca, de cierto modo, estar de un lado y del otro), y es un lector agradecido, pero también un buen amigo, un amigo que lee a sus amigos y amigas, que comparte el trabajo de ellos, que conoce su trabajo… no sé quién le debe dar las gracias a quién, yo creo que eso es lo bonito de la lectura, deja a personas agradecidas, y el agradecimiento es de los sentimientos más generosos que podemos tener. Muchas gracias.