Es un evento que deja una derrama económica importante y promociona la cultura local
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
La Fiesta Grande en Chiapa de Corzo, una de las celebraciones más representativas de Chiapas, comenzará con la vibrante participación de más de 10 mil parachicos, danzantes que recorrerán las calles del municipio en una muestra de devoción y tradición. Este evento, que rinde homenaje al Señor de Esquipulas, San Antonio Abad y San Sebastián Mártir, atrae cada año a más personas dispuestas a unirse a la danza y a celebrar en familia.
El patrón de los parachicos, Rubicel Gómez Nigenda, resaltóel espíritu de la festividad, que no solo es religiosa, sino también una fiesta de convivencia. “Es una invitación abierta a todos, en especial a quienes vienen de fuera, para que se sumen a esta tradición y vivan la magia del baile”, comentó. Esta invitación reflejó la naturaleza inclusiva de la Fiesta Grande, que se extiende durante 14 días de actividades, con recorridos de danzantes por los principales barrios y templos, como San Sebastián y Santa Lucía.
Este año, uno de los momentos más esperados será la posibilidad de que los parachicos ingresen a la iglesia que guarda la imagen antigua de San Sebastián, un gesto que enriquece la conexión espiritual de la festividad. Los visitantes podrán admirar no solo las danzas, sino también el fervor religioso que impregna cada paso de los Parachicos.
Sin embargo, formar parte de esta tradición no es económico. Los trajes de parachico, fundamentales para quienes desean participar en la danza, pueden costar entre ocho y 20 mil pesos, dependiendo de la calidad de los materiales. Gómez Nigenda señaló que muchos de los danzantes ahorran durante todo el año para adquirir su traje, un símbolo de orgullo y pertenencia a la cultura de Chiapa de Corzo.
Para quienes no pueden costear los trajes, existe la opción de alquilarlos, una alternativa económica que permite a turistas y locales disfrutar de la fiesta al máximo. Con precios que rondan los 350 pesos por día, los alquileres facilitan la participación de los visitantes, quienes se suman a una celebración que, desde su inclusión en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO en 2010, ha cobrado una relevancia aún mayor, promoviendo el orgullo cultural y el sentido de comunidad.