La violencia en municipios disminuye, permitiendo el retorno a las aulas en áreas afectadas
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
En los municipios de la Sierra, la Frailesca y la franja fronteriza de Chiapas, marcados por años de inseguridad y dominio del crimen organizado, el retorno a clases comienza a consolidarse. La Sección 40 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) destacó que más de cinco mil escuelas de nivel básico han retomado actividades, aunque algunas aún enfrentan retos locales que impiden un regreso total.
El secretario general del SNTE, Oved Balderas Tovilla, enfatizó que el apoyo a docentes ha sido clave para lograr este avance. Durante los últimos años, maestros enfrentaron amenazas y violencia que comprometieron su labor educativa. “Hemos garantizado que nuestros compañeros trabajen con seguridad, protegiendo su integridad y su salario mientras gestionábamos condiciones óptimas con las autoridades”, señaló.
La llegada de la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal (FRIP) marcó un punto de inflexión en estas regiones. Su presencia logró la desarticulación de grupos delictivos que operaban en comunidades estratégicas, permitiendo el levantamiento de retenes, lo que mejoró la movilidad de docentes y estudiantes. Directivos de la SNTE-CNTE señalaron que la coordinación con las autoridades ha sido crucial para mantener el monitoreo y actuar ante cualquier incidencia.
La violencia, que obligó a cerrar escuelas y llevó a miles de estudiantes a abandonar sus aulas, ha cedido terreno en gran parte de los municipios afectados, incluidos Motozintla, Frontera Comalapa y Siltepec. Sin embargo, el panorama exige medidas sostenidas. Expertos en educación y seguridad advierten que no solo se trata de reanudar clases, sino de garantizar la permanencia de estas condiciones a través de programas educativos y preventivos.
Aunque el retorno a las aulas es motivo de alegría, la comunidad educativa sabe que el desafío no ha terminado. Restablecer la confianza de padres y estudiantes, reforzar la seguridad y atender las necesidades de las escuelas serán pasos esenciales para consolidar la paz y garantizar el derecho a la educación en esta región vulnerada.