COGITO, ERGO SUM
Por Ana Laura Romero Basurto
En un evento reciente, el Dr. Eduardo Ramírez Aguilar pronunció la célebre frase “Pienso, luego existo”, en el contexto de un acto profundamente significativo: la presentación de un programa destinado a garantizar alimentos para la infancia chiapaneca. Este gesto, que trasciende las palabras, refleja la esencia de un gobernante que no solo piensa en el sentido más elevado del término, sino que transforma ese pensamiento en acción al servicio de su pueblo.
Un líder que reflexiona, que se entrega a las necesidades de su gente dejando de lado su comodidad personal, encarna un entendimiento más profundo del propósito del poder: gobernar con razón y humanidad. En esta perspectiva, pensar no es un acto aislado, sino una guía ética y moral que da sentido a su existencia pública y a su responsabilidad social. Pensar primero, para existir después, para transformar siempre.
La frase “Pienso, luego existo” (Cogito, ergo sum), formulada por el filósofo René Descartes, es una de las piedras angulares del pensamiento moderno. En ella se encuentra la idea de que la existencia se justifica a través del acto de pensar. Para Descartes, incluso si todo a nuestro alrededor pudiera ser ilusorio, la certeza del pensamiento propio valida nuestra existencia: si dudo, si reflexiono, entonces existo. Este principio coloca al razonamiento en el centro de nuestra condición humana.
Sin embargo, esta verdad va más allá de un marco filosófico. “Pienso, luego existo” nos invita a reconocer que el pensamiento no es solo una herramienta de comprensión, sino un motor para la acción, para construir un mundo más justo, más humano. Es un llamado a la autenticidad, a cuestionar lo superficial, a explorar quiénes somos y hacia dónde queremos dirigirnos.
En el contexto de un Gobierno comprometido con su pueblo, esta frase adquiere una nueva dimensión. Pensar no es solo un acto de reflexión individual, sino una responsabilidad colectiva. Es analizar profundamente las necesidades de la sociedad, buscar soluciones y convertir ideas en hechos que transformen vidas. En el caso de Chiapas, ese pensamiento consciente se traduce en acciones que priorizan a la infancia, que fortalecen el tejido social y que reflejan un Gobierno con visión y ética.
“Pienso, luego existo” no es solo un eco del pasado, sino una guía para el presente y el futuro. Es un recordatorio de que el razonamiento, la reflexión y el compromiso auténtico son los pilares de una existencia significativa, ya sea desde la filosofía, el liderazgo o la vida cotidiana. Pensar nos define; pensar nos transforma. Pensar nos permite ser.