El control territorial afectó el comercio con Guatemala, esto dejó a los agricultores sin mercado para su cosecha
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
Los productores de maíz en la región Frontera-Sierra enfrentan un panorama desolador: el precio del grano se desplomó en un 40 por ciento y la falta de compradores ha dejado miles de toneladas almacenadas. A pesar de una cosecha abundante, el mercado se ha detenido casi por completo, lo que deja a los campesinos sin opciones para comercializar su producto.
El maíz, que el año pasado alcanzaba hasta siete mil pesos por tonelada, ahora se vende en apenas cuatro mil. Sin embargo, la mayor preocupación no es solo la baja en el precio, sino la ausencia total de compradores, una situación que se arrastra desde enero. La incertidumbre crece entre los productores, quienes temen perder su inversión si el grano comienza a deteriorarse por el almacenamiento prolongado.
El cambio en el control territorial también ha golpeado la economía local. Hasta el año pasado, comerciantes ligados a un grupo criminal adquirían grandes volúmenes de maíz para trasladarlo a Guatemala a través de rutas informales. Con la reciente incursión de fuerzas federales y estatales, esta dinámica se interrumpió, lo que dejó a los productores sin el flujo comercial que antes sostenía la actividad.
El impacto es devastador para los agricultores, muchos de los cuales dependen de esta cosecha anual para su sustento. Sin acceso a un mercado estable, la producción se ha convertido en una carga en lugar de un beneficio. En la región, hay quienes almacenan hasta 100 toneladas, sin compradores a la vista y con el riesgo de que la plaga arruine el grano si no se aplican costosos tratamientos.
La incertidumbre persiste y los campesinos exigen soluciones. Sin rutas claras de comercialización, el maíz sigue acumulándose mientras las pérdidas aumentan. La pregunta que resuena en la región es clara, qué pasará con la producción si el mercado sigue paralizado.