Una balada que conecta con el oyente a través de su letra nostálgica y su interpretación única, influenciada por el pop y el jazz
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
Valeria Estefan no es una artista que se conforme con lo evidente. Su música, como su historia, se cuece a fuego lento. No compone para llenar espacios; compone porque necesita decir algo que no se atreve a decir de otra forma. Su más reciente sencillo, “Angels & Diamonds”, lo confirma: una pieza íntima que tardó dos décadas en salir del corazón al piano, y que hoy se abre paso en dos versiones que reflejan su versatilidad vocal y emocional.
La canción, escrita desde una herida, se desliza entre lo nostálgico y lo luminoso, entre la fragilidad de un recuerdo y el eco de un deseo. Valeria nos hace testigos de una confesión donde el amor no es solo un tema recurrente, sino una experiencia transformadora. Su apuesta por una versión clásica y otra pop no responde a una estrategia de mercado, sino a una necesidad expresiva: dos maneras distintas de contar la misma historia.
Más allá de este lanzamiento, la trayectoria de Estefan reveló a una artista con formación sólida, sensibilidad cinematográfica y una profunda curiosidad por el sonido. Influida por el pop ambiental y el jazz, ha encontrado en figuras como Adele y Billie Eilish espejos donde explorar la emoción sin artificios. Sus estudios en canto clásico y composición le han dado el rigor técnico necesario para sostener una propuesta honesta, alejada de lo superficial.
Desde Melbourne, donde reside en la actualidad, Valeria sigue expandiendo su universo creativo, al colaborar en proyectos sonoros con escritores, músicos y cineastas. En esta ocasión, hablamos sobre las raíces de “Angels & Diamonds”, el largo viaje que representa su carrera, y cómo la música ha sido siempre su forma de sobrevivir a lo indecible.
¿Cómo te sientes con la liberación de tu tema “Angels & Demons”? “Creo que la primera sensación que tengo es de liberación, o sea, literal me siento muy bien. Es una canción que tardó mucho en salir a la luz. En mi familia no tengo vínculos, ni relación con artistas o cualquier tipo de arte en general. Entonces, en el momento que empecé a componer, lo hice sin saber nada al respecto y eso que ya había tomado clases previas de música, piano y canto”.
“Al componer ‘Angels & Diamonds’ a mis 17, 18 años, pues yo era una niña, todavía no tenía idea del camino para producir y mis hermanas de forma muy amable me acercaron con una persona que, si estaba relacionada con todo este mundo y bueno, creo que lo que mejor que pude sacar de conocer a esta persona es que se encontraba inmerso en la industria musical y me ayudó a registrar mi canción. Después, el tiempo que transcurre entre registrarla y producirla fue de 17 años, situación que me llevó a conocer a José Luis Esquivel en 2019 y produzco muy rápido la canción”.
“No obstante, entramos en pandemia y eso retrasó un poco las cosas, de hecho, lo único que faltaba por grabar era mi voz, cosa que pude culminar nueve meses después de pandemia. Por lo tanto, entenderás que para mí fue como una liberación total de que por fin se concluyó un objetivo que parecía no tener fin por diversas situaciones y ahora me siento muy orgullosa del resultado final”, respondió.
Suele pasar que una vez culminado una canción, EP o un álbum completo. Los artistas se enfocan de manera inmediata en lo próximo que van a lanzar. En tu caso, ¿sucedió esto o te diste un break? “Claro, 100 por ciento, de hecho, tiene como tres semanas que empecé a producir otra canción. Tengo varias maquetas con las cuales voy a trabajar y mi esposo me ha mencionado que debería esperarme porque todavía estoy por lanza el video musical en versión pop, a lo cual yo le respondí que eso ya culminó, que solo son ajustes de corrección de color y detalles técnicos”.
“Creo que como tú mencionas, a la mayoría de los músicos les pasa que terminan una cosa y de forma inmediata inician otra. En ese sentido, ya he planeado una colaboración con un músico de acá en Australia”, contestó.
¿Durante el proceso de grabación no ocurrió que te viciaras con la canción y por consiguiente estuvieras haciendo muchas modificaciones? “Fíjate que algo que me ayudó a eso fue pensar que los procesos no son perfectos. Si algo hemos aprendido mi esposo y yo, porque también nos dedicamos a generar proyectos audiovisuales es que debemos aprender a vivir con el error y dejar que las cosas fluyan con naturalidad. El perfeccionismo no es algo que se pueda lograr y eso mismo termina por truncar muchos proyectos y la creatividad”, explicó.
Cuéntame un poco sobre ¿de qué habla la canción “Angels & Diamonds”? “Esta canción nació de una vez que me rompieron el corazón. La compuse cuando tenía 17 o 18 años. La historia parte de una desilusión que experimenté, pues estuve saliendo con un chico como por cuatro meses, donde existía una interacción de mensajes, llamadas, flores y toda la onda. Entonces, debido a eso pensé que él quería algo formal, y por lógica es algo que yo también deseaba. No fue hasta que un día antes de extenderme una invitación para salir, me dijo que me quería preguntar algo y me la hizo de emoción”.
“Te juro que por un momento pensé que me pediría que fuera su novia y tomó el valor para preguntarme si quería ser su free. Haz de cuenta que de fondo escuché el sonido de un disco rayado y pues nada, me decepcioné mucho. En ese instante, me dieron ganas de tocar el piano y como de sacar ese sentimiento agridulce de mi sistema, porque, aunque no acabamos mal, le invertí tiempo y me ilusioné”.
“En pocas palabras, el sencillo trata sobre decirle a esta persona que yo sí quería algo serio, yo sí iba en serio y me hubiera gustado ser la única en su vida, que me hubiera encantado ser una persona especial para él, pero no se logró. Sin embargo, al momento de que inicié la producción de la canción, esta misma, adquiere otro sentido, dado que, va peleado con la idea de que muchas mujeres, no digo que todas, necesitan a un hombre para poder ser y tampoco es algo en contra de los hombres. Ahora bien, solo digo que sucede más en las damas por cuestiones culturales, roles de género y toda esta cuestión”.
“Al grabar la canción yo experimentaba un proceso de amor propio, de perdón, entendimiento y quererme. Digamos que fue un segundo aire para mí, entendí que nadie debe poner a otra persona por sobre si mismo y de manera simbólica le asigné otro significado. Me dije a mí misma que volvería a confiar, que me daría otra oportunidad de grabar la canción, de cantar y componer”, puntualizó.
Me habías comentado que en tu familia no prevalecía la vena artística, pero ¿en qué momento de tu vida empezaste a tener contacto con la música y descubriste que tenías cualidades para ello? “Me acuerdo del momento como si estuviera ahí sentada. Una de mis hermanas tenía una amiga que tocaba el piano y en ese momento, yo tenía como cinco años. Me llevaron a un recital de ella, llegamos a la sala, nos sentamos, se apagaron las luces y cae la luz de recorte sobre el piano, y ese instante me puso la piel chinita, eso me marcó y vi tocar a esta niña de manera increíble”.
“Después, le dije a mi papá que tocar el piano era algo que anhelaba y desde aquella vez nunca se me fue esa sensación. Insistí para tomar clases de piano, pero siendo de Toluca no había muchas opciones de maestros de piano, mis papás que no son músicos, así que, se complicaron más las cosas. Al final, logré mi cometido de recibir cátedras en el instrumento que yo quería e ingresé a un coro. Yo solo ahí descubrí que podría cantar y era u momento donde desperté el gusto por la producción. Eran otros años, donde se daba un saldo digital en el mundo”, aseguró.
Tuviste un acercamiento a la música desde pequeña, escribiste una canción a los 17 años. ¿En qué momento de tu vida tomaste la decisión de iniciar una carrera musical y preguntarte cosas tan fundamentales de quién eres y hacía dónde te ibas a dirigir? “La respuesta más honesta que te puedo dar sería que le di muchas vueltas a la decisión, porque no encontraba o no hubo una voz cercana de mi familia que me diera ese último empujón, por el contrario, siempre me encontré con comentarios de que no era una carrera que me daría para comer. Al final, opté por estudiar comunicación, pero me prometí a mí misma que entraría a un conservatorio a estudiar música”.
“Fue en 2017 que conocí a un arreglista a quien le di mi canción y al entregármela, no era nada de lo que yo tenía en mente, la producción era buena, pero el universo donde colocó mi sencillo no era el que yo le describí. Así que, yo venía sintiendo que tenía la obligación de dedicarme a la música, porque ya había tomado tantas clases de piano, canto, estudie música fuera de México y todo se conectó. Siempre era más fácil ayudar a otros en sus proyectos que iniciar el mío, por lo tanto, me aventé al ruedo”, afirmó.
“Angels & Demons” denota un mensaje sobre el proceso de sanación de un corazón roto. ¿Qué has aprendido de ello a lo largo de tu vida? “Que los proceso no son perfectos, yo diría que una cosa que me ayudó mucho a entender el amor, la etapa del enamoramiento y de tener pareja, es que uno mismo no puede alcanzar la perfección, la segunda lección es que tu contraparte tampoco lo es. Algo muy bonito que tenemos entendido mi esposo y yo es que ninguno de los dos tiene la obligación de complacernos de manera mutua, sino que, es una decisión el hecho de seguir juntos, querernos y el dar sin esperar algo a cambio”, comentó.
El ser humano atraviesa en su vida por diferentes muertes, no solo la física, sino podría ser una muerte creativa, emocional, etc. En este caso, al culminar este sencillo, ¿qué parte de Valeria Estefan se queda atrás? “Es una gran pregunta, yo creo que quedó atrás la parte del miedo conmigo misma, una parte del pasado que me ha dolido y me parece hermoso la forma en que planteas lo de las distintas muertes. Murió la desconfianza sobre mí y perdonar varias cosas que transcurrieron en mi vida, como que sanaron en este proceso de componer y sacar la canción”, finalizó.