La falta de intervención estatal mantiene viva una disputa territorial y de recursos que lleva años sin resolverse
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
La disputa territorial entre comunidades de Oaxaca y Chiapas, que parecía haber dado tregua en los últimos años, vuelve a tensarse en la zona de Los Chimalapas. El nuevo foco de fricción no se limita al terreno: ahora son el agua y la electricidad los elementos que avivan las diferencias históricas entre comuneros de El Quebrachal y campesinos del ejido Rizo de Oro.
Hace dos años, los primeros decidieron cortar el suministro de agua, lo que desató una respuesta similar: Rizo de Oro interrumpió el paso de energía eléctrica hacia El Quebrachal. Lo que parecía una decisión temporal se ha convertido en un pulso de resistencia, sin mediación efectiva del Estado.
Lo más preocupante es que las decisiones no están siendo canalizadas por vías institucionales. Ambas comunidades han actuado por acuerdo interno, pero con escasa interlocución con los gobiernos de Oaxaca y Chiapas, lo que deja la puerta abierta a una escalada de acciones unilaterales. Mientras tanto, crece el malestar entre las familias que han quedado atrapadas en medio del conflicto.
En Oaxaca, las 18 comunidades de la zona ya habían definido una postura conjunta: si no se restablecía la energía eléctrica en próximos días, podrían tomar decisiones drásticas, incluida la reconexión forzada, una medida que se habría interpretado como provocación desde el lado chiapaneco. Esto hubiera implicado un nuevo episodio de tensión que reavivaría viejos conflictos entre los pueblos.
No obstante, tras la intervención de Gobierno federal, comuneros chiapanecos accedieron a restablecer el servicio de energía eléctrica en la zona oriente de Los Chiamalapas, en donde, por cuestión de una semana, las familias habían sido afectadas tras el recorte del suministro.
Cabe mencionar que, para que devolvieran el servicio, los comuneros del estado vecino realizaron bloqueos carreros en los que no negociaron la reactivación del agua para el lado chiapaneco, pero sí acordaron instalar mesas de diálogo con las comunidades afectadas para la solución de conflictos en servicios básicos, para esto, exigieron que las reuniones se lleven a cabo en Chimalapa.
Y aunque no fijaron fecha para el diálogo, con este primer acuerdo, poco más de mil 500 personas se vieron beneficiadas al reconectar la energía eléctrica en por lo menos seis comunidades.