Querido Edén, dos puntos
Sarelly Martínez Mendoza
He leído tu libro con la fascinación y la sorpresa que solo se conjuntan en una historia extraordinaria.
Empecé la lectura, apremiado por la invitación que me hiciste de que escribiera el prólogo de tu novela. Debodecirte que es la primera vez que alguien me propone algo semejante. Es cierto que he escrito prólogos para libros de ensayos, libros de historia, de poemas, de relatos diversos, pero nadie me había pedido que escribiera la presentación de una novela.
Sé que tu afecto familiar te ha impulsado a semejante despropósito. Desde ya, te digo, que no hace falta un prólogo para tu novela, menos uno mío, porque mermarátu genial y alucinante historia.
Te decía: empecé la lectura por la tarea que me impusiste. Intento ser metódico en mis compromisos así que dividí tu texto en cinco días exactos para terminarlo sin premura. Y aquí estoy en el segundo día devorando tu libro, disfrutándolo hasta la última línea, para que me dé por fin un respiro, un remanso de paz y para que se coloquen otra vez las piezas en la acostumbrada cotidianidad de las 64 casillas de la vida. Cinco días habrían sido muchos para saber lo que ha sido de César, para entender los motivos de Sofía, para conocer los golpes debajo de la mesa en que se trenzan los ajedrecistas.
Estoy deslumbrado con tu calidad de escritor. No acostumbro a prolijear adjetivos laudatorios, pero cuando algo me apasiona, me subyuga, estoy dispuesto a disparar a mansalva.
No había leído nada tuyo, excepto aquellos poemas que una vez me regalaste. Pero no es lo mismo escribir poemas que una novela. La suerte echada puede regresar con desiguales reconocimientos. Lo tuyo es la narrativa.
Aún no entiendo de dónde sacas tiempo para escribir,sobre todo para escribir tan bien, tensando las palabras, domándolas, exprimiéndolas en ese mundo paralelo de intrigas y suspensos. Debes de robar tiempo a las madrugadas, a los minutos muertos en el hospital y a las partidas interminables en tu tablero de ajedrez.
Te veo, querido Edén, en el territorio de tu novela moviendo las piezas. Por acá has colocado a la dama de fino perfil y por allá al alfil valiente. Al principio alanónimo peón. Abres la batalla. Tocas la trompeta. El peón se despedaza por su dama, muere por su rey, destripa caballos y empuña la espada, valiente e ignorado, con otros peones de recia catadura.
Todos somos peones, pero aspiramos a ser caballeros, a ser reyes, a ser trama en el mundo oblicuo de la imaginación. Somos peones sacrificados, enamorados, marionetas del juego mayor que se desarrolla en todas las coordenadas del universo.
En este mundo somos peones que jugamos la gran partida.“Dios mueve al jugador, y este, la pieza”, dice Borges, y se pregunta: “¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza/de polvo y tiempo y sueño y agonía?” El gran juego: avance de peón, presentas una respuesta escalofriante.
Tu fabulación es extraordinaria. Pienso en tu rareza de escritor, de excepcional escritor. En Chiapas tenemos pocos narradores; nos sentimos con derecho de atestar bibliotecas con poemas. Somos del sur, decimos, y mantenemos la osadía de escribir versos a destajo.
Por eso eres una rareza en la literatura chiapaneca. Escribes una novela de suspenso deslumbrante. Pude haber concluido tu libro en el primer día de lectura, pero preferí dejarlo a resguardo por un tiempo, para disfrutar la trama y adivinar el final. En esas horas de ayuno de tu historia, imaginé repetidamente a tus personajes, los avances del peón resignado y los complejos movimientos de las diosas del ajedrez.
Tu novela, te digo, me tomó desprevenido. Primero, porque no sabía que, aparte de ejercer tu profesión de médico y de divertirte con el ajedrez, te dedicabas a la escritura creativa. Después, porque me encontré con una obra fascinante, bien lograda, que se coloca con todo derecho y todos los méritos en la colección selecta de nuestra literatura, como un género nuevo, el de la novela de peones y de reinos, de la épica de reyes, reinas, alfiles, torres, caballos y peones. También, me ha sorprendido, porque te he visto como un médico disciplinado y amante de su profesión, tu conocimiento sobre literatura.
Esta noche, en que he concluido la lectura, imagino que tu novela podría convertirse en una serie exitosísima. Loposee todo: la controvertida participación de niños en el ajedrez y la presencia de mujeres memorables en las tablas cuadriculares, además de intriga y suspenso con mafiosos.
Una de las dificultades con la que tropiezan los narradores es el manejo del diálogo; pero, ese reto, lo has vencido con intervenciones comedidas y atinadas de personajes que precisan, desbaratan y remueven acontecimientos.
El gran juego irá por el mundo comiéndose peones, ensanchando su reino, tirando a caballeros, derribando torres y alfiles, hasta hacerse de un univeso populoso, de tributarios y fieles lectores que disfrutarán, como yo lo he hecho, de esta primera entrega, y de las que vengan, porque esta es, seguramente, apenas el primer episodio delAvance de peón.
Te abrazo con orgullo y cariño familiar,
Sarelly Martínez
P.D. He leído también con enorme gusto Prófugos del destino, amor entre líneas, tu novela sobre la chispa que surge cuando dos personas se toman por vez primera de la mano… Ya tendremos tiempo de comentarla.