Manuel Velázquez
Noam Chomsky sostiene en su ensayo “La responsabilidad de los intelectuales” (publicado en 1967), que las creadoras, intelectuales, investigadoras, escritores y agentes culturalestienen la responsabilidad de cuestionar y desafiar las políticas y acciones de sus gobiernos, especialmente cuando estos violan los derechos humanos o ejercen el poder de manera equivocada o corrupta. También reprocha la tendencia de algunos intelectuales y agentes culturales, que,con afán de recibir beneficios personales, justifican y apoyanlas políticas de poder dañinas para la sociedad, en lugar de cuestionarlas y desafiarlas.
El texto fue escrito en un momento en que la Guerra de Vietnam estaba generando un gran debate y oposición en Estados Unidos, y Chomsky fue una de las principales voces críticas contra la guerra. Su reflexión ha sido ampliamente leída y debatida, y se considera un clásico de la literatura política y social, por tanto, siguen vigentes sus ideas para aplicarlas en casos específicos hoy.
Como agentes culturales, tenemos el privilegio de hacer que nuestros discursos y alegatos resuenen en los medios de comunicación. Por eso, es fundamental que nos manejemos con ética, prudencia y con el objetivo de buscar el beneficio de la sociedad. Nuestras protestas deben ser siempre pacíficas y creativas, utilizando nuestra influencia para generar, mediante un acto creativo como protesta, un impacto positivo.
La protesta artística puede tomar muchas formas, desde la música hasta la pintura, la escultura o el performance. Los artistas han utilizado su creatividad para expresar su discrepancia y llamar la atención sobre cuestiones sociales, políticas y culturales.
La Sinfonía 45 de Joseph Haydn, conocida como la “Sinfonía de los Adioses”, es un ejemplo histórico de protesta artística. En 1772, Haydn compuso esta obra para expresar su descontento con las condiciones laborales en la corte de Esterházy, donde trabajaba como compositor y director de orquesta.
La Sinfonía de los Adioses es un ejemplo poderoso de cómo el arte puede ser utilizado como una forma de resistencia y protesta, y cómo los artistas pueden utilizar su voz para hacer oír sus demandas y cuestionar el statu quo.
La obra tiene un final inusual, en el que los músicos se van retirando uno a uno, apagando sus candelabros y abandonando el escenario. Este gesto fue una forma sutil,pero efectiva de protestar contra la prolongada estancia de los músicos en la corte y la falta de libertad creativa.
En un mundo lleno de desafíos y contradicciones, nosotras, las personas comprometidas con la cultura, el arte, la educación y el conocimiento, tenemos una misión clara: luchar por la justicia social y un mejor devenir para la sociedad. No es una tarea fácil, ya que la historia nos ha demostrado que el arte y el conocimiento por sí solos no garantiza un devenir con paz y prosperidad.
Sin embargo, creo firmemente que la creatividad como protesta puede producir resultados transformadores. Por eso, debemos encontrar las estrategias adecuadas para manifestarnos, incluso cuando parezca que quienes ejercen el poder no escuchan.
Como dijo Umberto Eco, “el progreso del saber todavía puede producir, debe producir, resultados”. Es nuestra responsabilidad como personas comprometidas con la cultura y el conocimiento seguir trabajando hacia este objetivo, con pasión, dedicación y compasión.
Este alegato es un llamado a los intelectuales a asumir su responsabilidad de cuestionar y desafiar las políticas y acciones de los gobiernos, y a comprometerse con la justicia social y el bienestar para todos. Podemos hacer una diferencia y crear conciencia para alcanzar un mundo más justo, más compasivo e ilustrado.