Urge vigilancia estricta, regulación fronteriza y una política nacional clara para enfrentar esta
amenaza biológica
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
Chiapas se enfrenta una crisis zoosanitaria que ya ha rebasado el hato ganadero y ha comenzado a
afectar a la población humana. A pesar de los más de 200 casos confirmados del gusano
barrenador, y dos casos documentados en personas en Chiapas, las autoridades no han
implementado un cerco sanitario para contener la propagación de esta plaga. Productores
denunciaron omisiones graves por parte de las instancias gubernamentales y la Secretaría de
Salud, mientras la frontera sigue abierta al ingreso irregular de animales infestados.
Productores de Suchiate y Mapastepec coincidieron, el ingreso diario de más de tres mil cabezas
de ganado desde Centroamérica alimenta la dispersión del parásito. Aunque se han liberado
moscas estériles como estrategia biológica, su efecto ha sido nulo ante la falta de control
fronterizo. En contraste, Guatemala ya reconoce más de 550 casos, ha reportado pérdidas de
ganado y mantiene vigilancia activa.
La expansión del gusano barrenador, ya causó dos casos clínicos en Chiapas. El primero, una mujer
de 77 años de Acacoyagua, fue hospitalizada en Tapachula con larvas en una herida en la cabeza.
El segundo, un hombre de Tuzantán, presentó infestación tras la mordida de un perro. Ambos
fueron atendidos en hospitales públicos y se confirmó la presencia de larvas Cochliomyia
hominivorax, el temido gusano.
El silencio institucional es tan notorio como el avance de la plaga. Aunque la enfermedad no obliga
a poner en cuarentena a los animales, la ausencia de una estrategia eficaz en la frontera ha hecho
que las moscas encuentren terreno fértil en Chiapas. La Secretaría de Salud ha señalado que las
condiciones rurales y la densidad de la mosca favorecen los brotes en humanos, pero no ha
emitido recomendaciones específicas ni ha coordinado con Agricultura un plan conjunto.
Los productores han sido claros, sin cerco sanitario, la plaga escalará. Lo que comenzó como un
problema ganadero ya afectó a las personas, y mientras el Gobierno posterga decisiones, Chiapas
se convierte en el epicentro de una emergencia que pudo haberse contenido.