Plantarán especies nativas de la ciudad, destacan la importancia para la creación de
refugios climáticos
YUSETT YÁÑEZ/PORTAVOZ
La ciudad de Tuxtla Gutiérrez está experimentando una transformación verde gracias a la
implementación de los jardines Miyawaki, una técnica innovadora creada por el botánico
japonés Akira Miyawaki en los años 70. Esta estrategia ecológica ha sido adoptada en
diversas ciudades del mundo y ahora se está utilizando en Tuxtla como una respuesta
efectiva a los desafíos climáticos y ambientales que enfrentan las urbes modernas. La
fundadora de Suelo Vivo, Karla Mancilla, ha sido una de las principales promotoras de esta
iniciativa, destacando su importancia para la creación de refugios climáticos, el aumento
de la biodiversidad y la reducción de las temperaturas urbanas.
“Las selvitas Miyawaki están basadas en una técnica que se llama miyawaki, creada por el
botánico japonés Akira Miyawawi, desde los años 70, esta técnica es distribuida
globalmente y se ha utilizado en varios países en varias ciudades del mundo. La traemos a
Tuxtla como una solución basada en la naturaleza para bajarlas temperaturas de las
ciudades, crear refugios climáticos, resiliencia climática y biodiversidad”, señalaron.
La técnica Miyawaki se centra en la plantación de especies nativas, lo que no solo favorece
la adaptación de las plantas al entorno local, sino que también promueve la resiliencia
ecológica. En Tuxtla, se están sembrando una variedad de arbustos y árboles pequeños
nativos, tales como punupunu, coralillo, chinche Malinche y colorín. Esta diversidad
vegetal no solo embellece el paisaje urbano, sino que también establece un equilibrio
ecológico que beneficia a la fauna local y mejora la calidad del aire.
“La técnica prioriza especies nativas, entonces vamos a llevar desde arbustos, hasta
árboles pequeños nativos, estamos hablando de que vamos a sembrar punupunu,
coralillo, vamos a sembrar también chinche Malinche, colorín, tener una paleta vegetal
como muy amplia muy bonita pero todo son especies nativas”.
Uno de los aspectos más relevantes de los jardines Miyawaki es el cuidado que requieren.
Durante las temporadas secas, es fundamental proporcionar un riego adecuado y
abundante para mantener la humedad del suelo. Además, se utiliza un acolchado natural
de materia orgánica, como hojarasca y material de poda, que muchas escuelas y
comunidades a menudo desestiman. Este recurso se vuelve invaluable, dado que no solo
ayuda a conservar la humedad del suelo, sino que también enriquece el terreno a medida
que se descompone.
“Los cuidados más importantes son no olvidarlos en las temporadas de secas, tener un
riego abundante, espaciado pero abundante para que ese espacio se mantenga húmedo,
pero se acompaña de un acolchado natural de materia orgánica de hojarasca, que
normalmente las escuelas tienen material de poda que a veces lo tiran y ese material es
oro puro para la selvita miyawaki, porque cubre el suelo y mantiene la humedad y se va
descomponiendo abonando el sitio”.
Desde el año pasado, la iniciativa ha ganado impulso en Tuxtla Gutiérrez, logrando la
siembra de 135 selvitas Miyawaki a lo largo de la ciudad. Este esfuerzo no solo representa
un avance hacia un entorno más verde y saludable, sino que también fomenta la
participación comunitaria y la educación ambiental. La colaboración entre escuelas,
organizaciones y ciudadanos es esencial para el éxito de esta iniciativa, puesto que
permite crear conciencia sobre la importancia de preservar y restaurar los ecosistemas
locales.
Los jardines Miyawaki no son solo una solución temporal, sino una inversión a largo plazo
en el bienestar del medio ambiente urbano. Al incorporar más vegetación nativa, se
mejora la calidad de vida de los habitantes de Tuxtla Gutiérrez, se mitigan los efectos del
cambio climático y se promueve un entorno más sostenible. Gracias a la visión de Karla
Mancilla y Suelo Vivo, esta técnica no solo está transformando el paisaje urbano, sino que
también está creando conciencia sobre la importancia de la biodiversidad y la
conservación de especies nativas.