El nuevo organismo busca frenar el caos capitalino con propuestas legislativas y presión política desde el Congreso estatal
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
El crecimiento urbano en Chiapas no ha seguido una línea recta, sino una expansión desordenada y permisiva que ha marginado a miles de familias en las periferias. Colonias sin drenaje, fraccionamientos sin agua y calles que se deshacen en lodo siguen siendo una constante. Ahora, en un intento por frenar ese caos, el Congreso estatal ha decidido crear una Comisión Especial de Zonas Metropolitanas.
No se trata de una oficina técnica ni de una dependencia operativa. Esta nueva comisión no pavimentará calles ni instalará tuberías. Pero sí podría señalar a quienes permitieron que se construyera sin planeación, y presionar para que se diseñe un desarrollo urbano más justo. Tiene la atribución de revisar obras, proponer cambios legales y fiscalizar a quienes han actuado con negligencia.
Lo que está en juego no es menor. En ciudades como Tuxtla, Tapachula o San Cristóbal, los márgenes urbanos siguen creciendo hacia el abandono. Las constructoras han levantado viviendas donde no hay servicios básicos, y los municipios han preferido mirar hacia otro lado. Esta comisión podría ser el primer intento serio por romper ese silencio institucional.
Sin embargo, su existencia no garantiza resultados. En el mejor de los casos, se convertirá en un contrapeso para que los municipios metropolitanos dejen de actuar como islas y comiencen a coordinarse. En el peor, se sumará a la larga lista de órganos creados para simular que algo se está haciendo mientras la realidad se desmorona.
Lo que las familias en la periferia necesitan no son más diagnósticos ni discursos. Necesitan agua, luz, transporte y una ciudad que no las condene al olvido. Esta comisión llega tarde, pero podría ser útil si decide incomodar. Y eso, en la política urbana de Chiapas, ya sería un cambio relevante. De lo contrario, será apenas otro eslabón en la cadena de indiferencia institucional.