La falta de infraestructura y personal capacitado limita la atención, esto afecta la esperanza de quienes necesitan de donaciones
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
En Chiapas, la donación de órganos enfrenta una crisis. Durante 2024, la entidad registró solo cinco trasplantes y dos donaciones multiorgánicas, de acuerdo a datos del Centro Nacional de Trasplantes (CENATRA). Esta cifra contrasta con los 756 trasplantes realizados en la Ciudad de México en el mismo periodo, lo que expone una disparidad preocupante en el acceso a procedimientos que pueden salvar vidas.
A nivel nacional, más de 19 mil personas esperan un trasplante, siendo el riñón el órgano más solicitado. En la región, la falta de infraestructura y personal especializado limita la capacidad de respuesta ante esta demanda. Además, la ausencia de campañas efectivas de concientización contribuye a la baja tasa de donaciones, esto perpetua un ciclo de escasez y necesidad.
La cultura de la donación en el estado se ve afectada por factores socioculturales y religiosos que generan desconfianza y resistencia. Aunque la ley establece la donación presunta, en la práctica, la decisión recae en las familias, quienes a menudo desconocen la voluntad del fallecido o temen consecuencias negativas. Esta situación resalta la necesidad de programas educativos que aborden mitos y promuevan el diálogo familiar sobre la donación de órganos.
La falta de hospitales con licencia para realizar trasplantes en Chiapas agrava el problema. Según el Centro Estatal de Trasplantes, la mayoría de los procedimientos se concentran en instituciones fuera del estado, lo que obliga a los pacientes a desplazarse largas distancias. Esta centralización limita el acceso oportuno y equitativo a los trasplantes, en especial para las comunidades rurales e indígenas.
Para revertir esta situación, es imperativo fortalecer la infraestructura hospitalaria, capacitar al personal médico y establecer campañas permanentes de sensibilización. La donación de órganos no solo es un acto altruista, sino una responsabilidad colectiva que puede transformar vidas. En la comarca, cada decisión cuenta, y fomentar una cultura de donación es esencial para cerrar la brecha entre la necesidad y la esperanza.