Tapachula vive un colapso institucional, trámites vendidos, asilo estancado y migrantes sin garantías
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
La llegada de una nueva responsable a la delegación de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) en Tapachula ha reavivado la desconfianza de activistas migratorios en la Frontera Sur. No solo se desconoce su nombramiento, también se le vincula con una gestión anterior marcada por irregularidades y un débil desempeño. Organizaciones civiles han exigido que se nombre a alguien con experiencia real y sensibilidad jurídica.
En esta ciudad fronteriza, la COMAR no solo enfrenta problemas de personal, sino un colapso operativo crónico. Según cifras oficiales, el 92 por ciento de las solicitudes de asilo en Chiapas se concentran en Tapachula, lo que ha desbordado su capacidad. En la práctica, esto significa filas interminables, trámites a destiempo y desesperación acumulada entre miles de migrantes. Ante este escenario, mantener al frente a figuras sin compromiso probado no solo es irresponsable, es una negligencia.
La proporción entre el personal y la demanda es una muestra de esta crisis, hay apenas un agente de COMAR por cada mil 800 solicitantes, de acuerdo con Asylum Access y Sin Fronteras. Ese desfase no solo alarga los procedimientos, también multiplica los márgenes de corrupción. Activistas han denunciado la venta de constancias y entrevistas grabadas, en un sistema que debería garantizar refugio, no reproducir cadenas de exclusión y abuso.
En 2023, más de 60 mil solicitudes de refugio fueron tramitadas en Tapachula, es decir, casi la mitad del total nacional según la COMAR. Sin embargo, ni la infraestructura ni el personal han crecido en proporción. Esa desatención se traduce en migrantes viviendo en condiciones extremas, sin empleo formal ni techo fijo. El Colegio de la Frontera Sur ha documentado que ocho de cada 10 migrantes en esta ciudad viven en pobreza, sin acceso a servicios básicos.
La designación de una titular sin credenciales adecuadas no es un problema menor, es el reflejo de cómo se desdibuja la política migratoria desde el escritorio. Las organizaciones han pedido que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) revise el actuar de la COMAR en esta región. Mientras tanto, Tapachula acumula cuerpos y espera.