La comunidad exige la intervención de autoridades estatales ante la problemática, que no ha respondido a sus solicitudes
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
La indiferencia de las autoridades municipales en Amatán ha colocado a más de mil 500 habitantes del ejido Guadalupe Victoria frente a una amenaza diaria, cruzar un puente colgante en ruinas que atraviesa el río Escalón. Lejos de tratarse de una exageración, los pobladores aseguraron que el deterioro de la estructura, compuesta apenas por algunas tablas sueltas, representa un peligro real, en especial en esta temporada de lluvias. Mientras tanto, el alcalde Majín Aguilar Utrilla, postulado por Redes Sociales Progresistas (RSP), es omiso.
El paso sobre el río no es opcional. Niños, adultos mayores, trabajadores y estudiantes dependen de este cruce para realizar sus actividades cotidianas. La comunidad recuerda que, al inicio de su gestión, el edil prometió una obra segura y digna, pero con el paso del tiempo esa promesa ha quedado relegada, sin justificación pública y con un costo potencial en vidas humanas. La paciencia en Guadalupe Victoria se ha agotado, lo que parecía una espera razonable se ha convertido en abandono institucional.
Los reclamos al Gobierno municipal no han sido ni pocos ni discretos. Vecinos han entregado oficios, han solicitado audiencias y han enviado mensajes a las redes oficiales del ayuntamiento. A pesar de ello, denunciaron que sus demandas han sido ignoradas. La percepción local es clara, el edil Majín Aguilar ha preferido mirar hacia otro lado, aun sabiendo que se trata de una obra viable con recursos del municipio, debido a que el puente no rebasa los 100 metros de longitud.
Ante la omisión del Gobierno local, la comunidad ha recurrido a una última instancia, solicitar la intervención del gobernador. Aunque es una gestión que correspondería al nivel municipal, los habitantes consideran que el riesgo ya no puede esperar a los tiempos de la política. Quieren que el Ejecutivo estatal escuche lo que en Amatán ha sido ignorado, su derecho a transitar con seguridad.
La historia de este puente es un ejemplo claro de cómo el abandono de una sola obra puede sintetizar la fractura entre los gobiernos y sus pueblos. No se trata solo de una estructura rota, sino de una promesa incumplida, una comunidad invisibilizada y una autoridad que parece ausente. Mientras no se actúe, cada cruce del río Escalón será también un acto de resistencia frente a la negligencia institucional.