Gilberto de los Santos Cruz.
En cada rincón de nuestro estado, entre cafetales, montañas y calles empedradas, hay quienes con toga o sin ella, luchan día a día por la justicia. Este 12 de julio, celebramos a quienes decidieron dedicar su vida al derecho, al estudio de las leyes y, sobre todo, a la defensa de la dignidad humana: celebramos a las abogadas y abogados de Chiapas.
El Día del Abogado no es solo una fecha más en el calendario. Tiene su origen en 1960, cuando el entonces presidente Adolfo López Mateos estableció esta conmemoración para honrar el inicio de la enseñanza del Derecho en México, allá por el siglo XVI. Desde entonces, se ha convertido en una fecha que permite reconocer la labor incansable de quienes, con argumentos y principios, trabajan para que la ley no sea una letra muerta, sino un instrumento de transformación social.
EL ROSTRO HUMANO DEL DERECHO
Ser abogado no es únicamente saber de códigos, jurisprudencias o amparos. Es tener una brújula ética, una vocación de servicio, y un profundo respeto por la dignidad de las personas. Aquí en Chiapas, donde la justicia a veces tarda o se extravía en los vericuetos de la burocracia, las y los abogados tienen el doble reto de luchar no solo con la ley en mano, sino también con el corazón abierto.
Pienso, por ejemplo, en los abogados rurales que se trasladan horas en caminos de terracería para defender a una madre indígena injustamente detenida. O en esa joven abogada que decidió trabajar en una organización civil para acompañar a mujeres víctimas de violencia. O en el maestro jubilado que da asesorías legales gratuitas en su comunidad, porque sabe que el conocimiento se comparte o se marchita.
PROFESIONALES QUE SOSTIENEN LA DEMOCRACIA
Sin abogados no hay democracia sólida. Son ellos quienes vigilan que se respeten los derechos humanos, que los juicios sean justos, que los procesos electorales sean limpios, y que el poder no se vuelva autoritarismo. En tiempos donde el ruido de la desinformación y el descrédito amenazan las instituciones, los abogados tienen la delicada tarea de ser puentes entre la sociedad y el estado de derecho.
Por supuesto, como en todas las profesiones, hay quienes se desvían del camino. Pero también hay una inmensa mayoría que ejerce con honestidad, que cree en la justicia como valor y no como moneda de cambio. A esos y esas abogadas les debemos gratitud, pero, sobre todo, respeto.
A LAS NUEVAS GENERACIONES
Deseo hablarle a quienes están estudiando Derecho. A quienes pasan noches enteras entre libros de civil, penal, constitucional o derechos humanos. A quienes sueñan con cambiar el mundo, y creen que la ley puede ser un instrumento de esperanza. Sigan adelante. Sean abogados que no solo ganen casos, sino que ganen la confianza de la gente.
Estudien, pero también escuchen. Sean firmes, pero también empáticos. Porque un abogado, más allá del estrado o la oficina, es un servidor social. Que no se les olvide que detrás de cada expediente hay una historia humana que merece ser atendida con respeto y compromiso.
CON AFECTO Y RECONOCIMIENTO
Este 12 de julio, a nombre de todos los que valoramos la justicia y creemos en un mejor Chiapas, les digo: gracias. Gracias por sostener la ley en pie. Gracias por dar voz a quien no la tiene. Gracias por su lucha diaria, muchas veces silenciosa, por un país más justo.
En esta conmemoración, extiendo también una felicitación especial al ciudadano Óscar Eduardo Ramírez Aguilar, gobernador constitucional del estado de Chiapas, quien además de liderar los destinos de nuestra entidad, comparte con orgullo la vocación jurídica. Su formación como abogado representa un compromiso con la legalidad y el respeto al Estado de derecho, valores fundamentales para una gestión pública justa, humanista y cercana al pueblo chiapaneco.
Desde la trinchera de la palabra escrita, les envío un abrazo fraterno y un reconocimiento sincero. Que este día sea más que un festejo: sea un recordatorio del papel vital que cada abogado y abogada desempeña en nuestra sociedad.
Feliz Día del Abogado.
¡Que nunca falte la justicia, y que siempre sobre la dignidad!