Omar Gasca
Para un artista, un creador de cualquier orden, así como para los espacios culturales, las redes sociodigitales son un recurso que permite comunicar, conectar, interactuar, compartir contenidos, intercambiar información e inclusive posicionarse y darle mantenimiento o seguimiento a ese posicionamiento. Explícita o implícitamente las redes facilitan la construcción de comunidades virtuales en torno a temas, intereses, necesidades, actividades y relaciones personales y profesionales que contribuyen a visibilizar y difundir a los propios creadores, su obra y exposiciones, o conciertos y presentaciones, además de espacios como galerías, teatros y salas de cine alternos o emergentes. Hay quien hace subastas en línea o solicita aportaciones para algún proyecto, además.
La desventaja que puede representar la ausencia de interacción cara a cara, con la intervención de la comunicación no verbal, en vivo y a colores, la contrarresta la virtualidad, que salva distancias, actúa con rapidez y ahorra tiempo y dinero. Contra el costo de otros medios (cartel, volantes, radio, televisión…),el uso de Facebook, Instagram, X (antes Twitter), LinkedIn, TikTok, WhatsApp y Telegram, es nada (por supuesto, no sobra tener en mente esa idea de que “Si no pagas por el producto, el producto eres tú”). WhatsApp y Telegram son, para algunos especialistas, solo servicios de mensajería, pero depende cómo se empleen; por ejemplo, Telegram permite crear grupos y canales hasta de 200 mil miembros.
Las redes sociales son entornos que transforman los procesos tradicionales de socializacióin, interacción, pertenencia, construcción de identidad y organización social, que trascienden el tiempo y el espacio físico en la sociedad contemporánea, y que extienden o, más bien, renuevan, los modos de difusión del arte y la cultura. Son escaparate, escenario, espacio de diálogoy archivo. Sin embargo, no falta quien, como artista, galerista o director de algún espacio cultural público o privado, se resiste a utilizarlas o lo hace de forma inconsistente, mediante caprichosas decisiones o improvisaciónes malogradas, sin estrategias y sin resultados. Y, frecuentemente, con una redacción si no desventurada, pésima.
Entre otras cosas, desaprovechan la potencial viralidad que consiste en lograr que el contenido se difunda de forma multitudinaria, gracias a la participación del público, que lo comparte.
Emplear las redes para obtener resultados positivos requiere precisar, conocer y reconocer distintos factores: qué se quiere decir, para qué, a quién, qué imágenes convienen, cuánto texto, a qué hora publicar, en qué horas y días hay más respuestas, cuántas veces se compartió el mensaje…, y no basarse exclusivamente en el número de likes para medir los efectos: muchas personas no leen, no atienden el contenido, ni siquiera el visual, más allá del parpadeo, pero con prisa cercana al automatismo, como una suerte de respuesta al condicionamiento y a la manera del reflejo más rápido del Oeste (y por hacerse presentes o “quedar bien”) hacen clic. La lógica de los likes reclama varios matices.
Un artista, un director de espacio cultural, un promotor de este orden, debe concebirse como un gestor (si es profesional, qué bueno, pero mejor si está profesionalizado): alguien capaz de prever, planear, organizar, coordinar y controlar las actividades necesarias, como la difusión, para alcanzar los objetivos deseados y, para ello, viene bien interpretar las redes sociales como un dispositivo tecnológico, pero también como un ecosistema; como espacios simbólicos y afectivos en los que se tramita el sentido cultural y se recrea la experiencia humana; en particular y para el caso, cómo pensamos, compartimos y habitamos el arte y la cultura, que por cierto a veces se nos presenta desatinadamente como un día de feria.
Es característico de las personas dedicadas al arte y la cultura el rechazo o desgano respecto a crear contenidos, difundirlos en las redes y administrarlos, es decir dedicar tiempo –que no demanda poco– a las interacciones, pero es una tarea necesaria a menos que se tengan mejores opciones.
Con ejemplos prácticos, de todo ello hablaremos en el conversatorio “Las redes sociales y la promoción de productores y espacios culturales”, que se llevará a cabo mediante videocharla el sábado 2 de agosto de 18 a 20 horas, con la participación de Manuel Velázquez y quien suscribe estas líneas.