Pese a la violencia que ha marcado la región, estos jóvenes usan esta herramienta como transformación personal y comunitaria
YUSETT YÁÑEZ/PORTAVOZ
La música ha surgido como un faro de esperanza en la zona norte de San Cristóbal de Las Casas, una región que ha enfrentado desafíos significativos, entre ellos, actos de violencia y enfrentamientos. Sin embargo, en medio de esta realidad, aproximadamente 60 niños y jóvenes, principalmente de entre 12 y 29 años, han encontrado en la música un medio para expresar sus sueños y aspiraciones. “Es una zona donde hay muchos sueños, donde hay mucha esperanza y hay gente muy trabajadora”, comentó uno de los organizadores de la orquesta.
La orquesta, que ha ido tomando forma en los últimos años, se ha convertido en un espacio de encuentro y crecimiento para estos jóvenes. A través de la música, no solo desarrollan habilidades artísticas, sino que también encuentran un sentido de pertenencia y comunidad. Un participante destacó cómo su tía lo introdujo en este mundo: “Tengo una tía que también estudia acá y es parte de los coros. Ella fue la que me ayudó a integrarme a esta orquesta. Lo que quiero en un futuro es que la orquesta sea más grande para poder decir que estuve en esta orquesta desde casi sus inicios”.
La música se convierte, para muchos de estos jóvenes, en un refugio emocional. Un violinista expresó: “Es una forma de motivarnos. Como yo me he sentido en estos días. Llego triste, y se escucha como yo toco el violín, se escucha triste. Es como si fuera nuestra propia alma”. Este reflejo emocional no solo habla de la conexión personal con la música, sino también del deseo de compartir esa emoción con el mundo.
La disciplina que requiere la práctica musical también se traduce en beneficios en otras áreas de la vida. “Siento que la música es lo mío y sí me gustaría seguir con esto. Iniciar en un proyecto como este beneficia tu vida. Te da más responsabilidad, puntualidad, disciplina. Te enseña muchas cosas y da alegría al corazón”, señala otro joven músico. Estas habilidades se convierten en herramientas valiosas para enfrentar los retos cotidianos.
Para muchos, la música es un legado familiar. “Me motivó porque casi toda mi familia es cercana a la música, y yo me sentía excluida de los demás”, dijo una joven que busca integrarse en este mundo musical. La conexión familiar resalta la importancia de la tradición y el deseo de pertenecer a algo más grande.
Además, la música les ofrece a los jóvenes una alternativa constructiva. “Cambié mucho mi vida porque nunca tenía nada que hacer y, ahora me dedico a algo muy bueno. Tengo tiempo libre, puedo venir, intento no hacer cosas malas”, reflexionó un miembro de la orquesta. Esta transformación personal es testimonio del poder de la música como vehículo de cambio.
Para estos jóvenes, formar parte de la orquesta significa más que solo tocar instrumentos; es una oportunidad para cambiar su comunidad y servir de inspiración a otros. “Demostrar que los sueños se cumplen” se convierte en un mantra que guía su camino, un mensaje de esperanza en un contexto complicado.
La música en Los Altos de Chiapas es un símbolo de resistencia y un medio para forjar un futuro mejor. A través de su talento y dedicación, estos jóvenes están no solo transformando sus propias vidas, sino también sembrando semillas de esperanza en su comunidad, mostrando que, a pesar de las circunstancias, los sueños siempre son posibles.