Su historia es la de una mujer que encontró en el baile, la música y la amistad, una forma de vida
YUSETT YÁÑEZ/PORTAVOZ
Por décadas, el Parque Jardín de la Marimba ha sido más que un espacio público, es un símbolo de identidad y encuentro para los tuxtlecos. Este viernes 12 de septiembre cumple 32 años de su creación, un aniversario que revive las historias de quienes han hecho del lugar un sitio entrañable. Entre ellas, la de doña Gloria Recinos, una mujer de 89 años que, con su vitalidad y carisma, se convirtió en reina de la Primavera del parque y en una figura querida por la comunidad.
Originaria de Frontera Comalapa, doña Gloria llegó a Tuxtla Gutiérrez hace más de medio siglo. Tras jubilarse, encontró en el parque un refugio para llenar de alegría sus tardes. “Me iba yo todos los días a bailar, a las seis empezaba la audición y yo me iba un poquito más temprano para ganar lugar… aparte de que me ayudaba con el ejercicio, conseguí muchas amistades”, recordó con una sonrisa.
Su amor por la marimba fue creciendo al ritmo de cada melodía. Como muchos visitantes, encontró en ese espacio un motivo para vencer la rutina y unirse a una tradición que define a Chiapas: el baile popular. Sin embargo, no todo fue fácil. Cuando el parque fue cerrado por deterioro y rehabilitación, doña Gloria sintió tristeza, aunque nunca dejó de seguir a la música. “Lo pasaron a la explanada de la presidencia… para allá nos fuimos. La marimba nunca dejó de sonar”, relató.
El cariño que se ganó entre los asistentes la llevó a ser candidata en el concurso de reina de la Primavera, certamen en el que fue elegida gracias a los aplausos del público. “Éramos tres candidatas, pero la que tuviera más aplausos iba a ser. Yo no sé si porque les caía bien o porque hice muchas amistades, pero por unanimidad votaron por mí”, contó con orgullo.
A sus 89 años, sigue portando con elegancia los trajes tradicionales que la acompañan en cada baile: desde la falda gris con blusa blanca de la “tuxtlequita” hasta los accesorios coloridos de la chiapaneca. “Me gustan mucho los collares, las arracadas… siempre me arreglo para la ocasión”, dijo mientras acariciaba sus prendas.
La historia de doña Gloria se entrelaza con la del parque mismo. Cada tarde que acudía, encontraba no solo música, sino también compañía. “Al principio me daba vergüenza bailar, solo iba a mirar. Pero un día me animé y rápido me sacaron a bailar. Desde entonces me gustó y empecé a ir todos los domingos”. Esa decisión marcó el inicio de una nueva etapa en su vida, en la que la timidez se transformó en alegría compartida.
El Parque Jardín de la Marimba, inaugurado el 12 de septiembre de 1993, fue concebido como un homenaje a este instrumento emblemático de Chiapas. Durante más de tres décadas ha reunido a familias, jóvenes, turistas y generaciones enteras que han encontrado en su explanada un lugar de convivencia, tradición y orgullo cultural.
Mientras el parque celebra sus 32 años, la figura de doña Gloria simboliza la esencia de este espacio, la resistencia de la tradición frente al paso del tiempo, la alegría que se multiplica al ritmo de la marimba y la importancia de los lugares públicos para construir comunidad.
Su historia inspira y recuerda que la cultura popular no se conserva en vitrinas, sino en los corazones de quienes la viven día a día.
“Me siento feliz de estar aquí, de bailar y de compartir con tantos amigos. Para mí, el parque es vida”, concluyó mientras la marimba comienza a sonar y sus pies se preparan, una vez más, para seguir el compás de las maderas.