Aborto accesible, seguro y digno
Sheila X. Gutiérrez Zenteno
Una de las grandes luchas del feminismo tiene que ver con dos temas de gran importancia para las mujeres: la educación sexual y reproductiva. La educación sexual abarca aspectos emocionales, sociales y biológicos, incluye temas como las relaciones, el placer, el consentimiento y la prevención de la violencia en el marco de esas relaciones. Su objetivo es educar a las mujeres (y a las personas en general) para tomar decisiones saludables y respetuosas de manera integral sobre su sexualidad, aquí se incluyen temas como la afectividad, la diversidad, la autonomía corporal y las relaciones de pareja.
La salud reproductiva tiene un objetivo más específico: se centra en educarnos sobre el proceso biológico de la reproducción; su alcance es limitado porque se enfoca en el uso correcto de métodos anticonceptivos, el embarazo, el proceso de parto y las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS). Educarnos en lo reproductivo nos permite tener acceso a información para ejercer con claridad y conciencia nuestro derecho a decidir sobre la reproducción de manera informada y responsable. Son ejemplos de salud reproductiva la anticoncepción, la salud materna o los tratamientos de ITS y de fertilidad.
El problema en este país y particularmente en Chiapas, es que tanto la educación sexual como la reproductiva son deficientes; en lugar de hablar abiertamente con las y los adolescentes sobre lo que implica sostener una relación sexual, preferimos no hacerlo. Se enseña en las escuelas cómo nacen los bebés, pero no se nos educa para conocer nuestro cuerpo, menos para hablar públicamente de temas como la menstruación o la vida sexual activa, no se nos habla de los anticonceptivos o cómo utilizarlos correctamente, inclusive los sesgos de género en la atención médica que reciben las mujeres está presente todo el tiempo. Se sigue fomentando la creencia de que el valor de una mujer radica en su himen y su virginidad, no es raro que muchas vivamos nuestra primera experiencia sexual (y muchas más) con culpa y sin tener idea de lo que realmente implica.
La educación sexual y reproductiva que gran parte de las mujeres recibimos desde pequeñas viene del prejuicio y el tabú. ¿No me cree?, diga la palabra vulva en voz alta en cualquier espacio y le verán como si hubiese insultado a alguien; lo mismo sucede con la palabra pene. Nos educan para avergonzarnos de nuestros cuerpos. ¿Por qué nos cuesta tanto nombrar nuestros genitales en voz alta? ¿Por qué buscamos ocultarlos con palabras que enmascaran esas ideas judeocristianos en relación al binomio pecado/sexo? Por la precaria educación sexual y reproductiva que hemos recibido. Preferimos nombrar a nuestra vulva o pene con palabras como “galletita”, “cosita”, “choricito” o “pajarito” en lugar de aprender cómo funcionan y qué rol juegan en nuestra vida.
Además, el doble discurso de la sociedad nos persigue a las mujeres, porque por un lado nos dicen que debemos llegar vírgenes al matrimonio, pero por el otro, se aplaude y celebra que sexualicemos y se lucre con nuestros cuerpos. Sin una educación sexual y reproductiva integral, no nos sorprenda el número de adolescentes que terminan en las estadísticas de embarazos no planeados.
En México, en 2024, el aborto fue la tercera causa de muerte materna según datos de la Secretaría de Salud. Nueve de cada 10 muertes maternas por aborto se deben a prácticas inseguras derivadas de situaciones de pobreza, falta de información, temor al señalamiento social, entre otras causas. Por eso se debe educar a las mujeres desde niñas para comprender la importancia de la autonomía corporal y explicarles que al aborto es un derecho que el Estado protege.
La plena autonomía corporal de las mujeres les lleva a comprender que tienen el derecho a tomar decisiones libres e informadas sobre su propio cuerpo, su salud, su sexualidad (orientación sexual, fisiología, el ejercicio del deseo sexual, sus relaciones de pareja, entro otros) y su reproducción, sin que exista coacción, violencia, discriminación o interferencia externa, y el aborto seguro es uno de esos derechos.
Chiapas es un estado con escenarios precarios en el que las barreras sociales, económicas y culturales obstaculizan el acceso a la salud sexual y reproductiva de las mujeres, niñas y adolescentes, lo que limita la libertad de decisión sobre el ejercicio de su propia sexualidad, el acceso a la anticoncepción y la autonomía corporal. Obligar a una niña a parir porque terminó en un matrimonio forzado porque “así lo quiso la vida” es coacción y violencia. Esa pequeña nunca tuvo la oportunidad de decir “no quiero”.
EDUCACIÓN SEXUAL PARA DECIDIR, ANTICONCEPTIVOS PARA NO ABORTAR, ABORTO LEGAL PARA NO MORIR
En México la vida sexual de una adolescente inicia regularmente a los 12 años, es evidente que a esa edad no se cuenta con las herramientas para cuidar no solo de su cuerpo, sino también para hacer frente a todo el entramado social que terminará etiquetando a estas jóvenes de la peor manera por ejercer su sexualidad. Serán culpadas, señaladas, acosadas, vilipendiadas, insultadas “porque una señorita decente se reserva para el matrimonio”; pero mientras a ellas se les reprime y acusa, los hombres pueden hacer realidad todo tipo de fantasías sexuales con completa libertad sin problema alguno.
El asunto es que no son ellos los que quedan embarazados, pero ellas sí. Y son ellas las que deben lidiar con todo lo que esto implica, incluida tomar la decisión de interrumpir el embarazo voluntariamente junto con la estigmatización y el señalamiento que ejercer este derecho conlleva.
Yo misma pensé durante varios días si corría el riesgo de tocar el tema en este espacio, pero tenemos que hacerlo, es importante colocar en la discusión pública que el aborto es parte de los derecho sexuales y reproductivos de las mujeres, que la interrupción del embarazo ha existido históricamente, que las mujeres han tomado tés y han manipulado su cuerpo con ganchos de ropa o de tejer para evitar continuar con un embarazo no deseado, lo que las ha llevado a la muerte. Si una mujer decide abortar buscará la manera de hacerlo y si al Estado le interesa evitar muerte maternas por aborto, debe obligadamente, brindarles las condiciones necesarias para hacerlo lejos del prejuicio. Es su derecho.
Las mujeres se embarazan sin planearlo o desearlo por cantidad de razones y pensar en interrumpir el proceso puede deberse a miedo al cambio, porque no hay independencia económica, porque el número de hijos hace imposible recibir a uno más, porque ella vive abuso sexual y su embarazo es resultado de ese proceso, porque está entrampada en una relación violenta, porque no se siente preparada para el ejercicio de la maternidad, porque el anticonceptivo falló, porque su pareja se quitó el condón sin avisarle, porque el marido le dijo que era su obligación como esposa tener relaciones sexuales en el momento en que él lo quisiera.
Historias hay como mujeres en el mundo. Lo único cierto es que cada razón es válida, y que la decisión es personal; el resto debe respetar, esté o no de acuerdo.
EL ABORTO SEGURO ES UN DERECHO QUE EN CHIAPAS NO SE DIFUNDE
El aborto es un procedimiento médico regulado. En Chiapas, el aborto voluntario es legal hasta las 12.6 semanas, así lo determino el Congreso Estatal de Chiapas el pasado 26 de noviembre de 2024 cuando despenalizó el aborto voluntario, por órdenes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Un año después, a pesar de que la interrupción del embarazo es legal y se puede acceder a este en el servicio público, no hay información circulando al respecto. Y es comprensible, cuando se le da prioridad a lo moral, a ciertas creencias y no al derecho per sé, las autoridades prefieren mantener el tema de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres por ahí, guardados en un cajón.
El Estado no ha sido capaz de explicarle a la sociedad que la educación sexual, el uso de anticonceptivos y el aborto son derechos inherentes a las mujeres. No he visto publicidad gubernamental que informe a las mujeres que el aborto voluntario es un derecho que cualquier mujer puede ejercer, tampoco dan a conocer cuál es la ruta a seguir, si existe alguna lada 800 para agendar una cita, cuál es el procedimiento o qué tipo de acompañamiento y apoyo se recibe. El Gobierno en sus tres órdenes está durmiendo el sueño de los justos.
Apenas este lunes me enteré que hay una clínica en Berriozábal que atiende estas solicitudes, pero si una joven no puede costear el traslado ¿qué debe hacer? ¿Por qué no hay clínicas que atiendan estas solicitudes en las ciudades más importantes y en las cabeceras municipales? El tiempo es importante en estos procesos. Tal vez la chica fue violada y apenas comienza a procesar lo que sucedió cuando se percata de lo que está pasando en su cuerpo.
Y dejemos la hipocresía a un lado ¿Sabe cuántos galenos amasaron en esta capital fortunas practicando abortos clandestinos aprovechandose de la necesidad y la desesperacion de cientos de mujeres? Las mujeres que pudieron pagar los procedimientos de siete mil, 10 o 12 mil pesos por esas intervenciones médicas tuvieron una buena atención, pero piense por un momento en esas mujeres, jóvenes o adultas, que no contaron con el dinero para permitírselo ¿qué sucedió con ellas?
Ninguna mujer va por la vida planeando enfrentar la interrupción de un embarazo, pero se cede a relaciones abusivas en las que la pareja pide no usar condón porque “no siente rico”, las más jóvenes tienen que lidiar con la famosa prueba de amor que les pide el novio “porque si tú no quieres otras sí”, decenas de hombres casados envuelven a adolescentes o jóvenes inexpertas. Y de pronto, pasa, una de ellas queda embarazada, y los embarazos se vuelven nuestros, no de ellos.
Si usted no está de acuerdo con el hecho de que una mujer interrumpa un embarazo, está en su derecho, existe la libertad de pensamiento. Pero si una mujer desea ejercer ese derecho sobre su cuerpo, debe respetarlo. Si está en contra del aborto luche porque las mujeres (y las personas en general) recibamos educación sexual y reproductiva integral para evitar embarazos no deseados; exija al Estado y a la industria farmacéutica que diseñe métodos de anticoncepción que puedan ser utilizados por los hombres, que la carga de evitar los embarazos caiga sobre ellos no sobre nosotras.
Si las mujeres tenemos acceso a educación sexual y reproductiva podremos tomar mejores decisiones en torno a nuestro cuerpo y psique. Si la anticoncepción se amplía a los hombres y no solo se responsabiliza a las mujeres, el número de embarazos no planeados probablemente disminuya.
Ninguna mujer planeó abortar, pero si decide hacerlo el Estado debe poner a su disposición un proceso accesible, seguro, digno; no debe ser juzgada, señalada o maltratada por ello. Una mujer que interrumpe voluntariamente un embarazo debe recibir el acompañamiento profesional y digno que merece, porque no es fácil para ninguna mujer decidir esto. No importa la edad que se tenga, es un proceso de pérdida y debe vivirse el duelo que corresponde. Existen también casos en los que los abortos son producidos por el cuerpo mismo, y tampoco es responsabilidad de la mujer que lo vive, por lo que tampoco debe ser juzgada o acusada.
A un año de ser legal el aborto voluntario, el Gobierno del Estado de Chiapas le debe todo a las mujeres, no solo no se cuenta con una ruta clara de cómo tener acceso a un procedimiento seguro, se necesita de una lada 800 a la que cualquiera que lo necesite pueda solicitar información o hacer una cita para el procedimiento, además de un sitio web que les brinde el acompañamiento que cada mujer merece frente a la decisión que ha tomado. No nos hacen un favor, lo mandata la ley.