La familia se encuentra viviendo temporalmente en casa de amigos, pero su futuro sigue siendo incierto
YUSETT YÁÑEZ/PORTAVOZ
En una triste y conmovedora situación, Yolanda, una mujer de 36 años, se encuentra desamparada tras ser desalojada de su hogar en la colonia Ruiz Ferro, donde vivió durante 15 años. Esta madre de cinco hijos, cuya vida ha estado marcada por la adversidad, enfrenta un desafío aún mayor, su batalla contra el cáncer terminal. Este miércoles, la angustia y el desconsuelo se apoderaron de su vida cuando llegó el día del desalojo, un episodio que ha dejado a la familia sin un lugar donde refugiarse.
Yolanda es un ejemplo de resiliencia. Desde la muerte de su esposo, ha sido la principal proveedora de su hogar, vendiendo pozol y tamales para sostener a sus hijos. Sin embargo, su enfermedad ha complicado aún más su situación. A pesar de su lucha diaria, la realidad de su condición médica se ha vuelto un obstáculo insuperable ante la inminente pérdida de su hogar. “No sé a dónde iré, ni qué haré. Solo quiero que mis hijos tengan un techo”, expresó con lágrimas en los ojos.
El desalojo fue llevado a cabo por autoridades locales y, según Yolanda, fue orquestado por la organización Antorcha Campesina, que le vendió el terreno donde construyó su hogar, alegando que era de su propiedad. Sin embargo, la mujer asegura que el terreno tiene múltiples dueños, lo que ha generado una controversia que ha dejado a su familia en la calle. “Me vendieron una ilusión, un sueño que ahora se ha convertido en mi peor pesadilla”, lamentó.
El dolor de esta situación se agrava al considerar que, además de enfrentar la pérdida de su hogar, Yolanda lucha contra un diagnóstico terminal que le resta tiempo y energía. A pesar de ello, su espíritu de lucha sigue intacto; ella busca apoyo no solo para encontrar un lugar donde vivir, sino también para asegurar un futuro para sus hijos, quienes ahora enfrentan la incertidumbre de su situación.
Los vecinos se han comenzado a movilizar, y el caso de Yolanda ha resonado en las redes sociales, donde muchos piden la intervención del gobernador del estado. “No puede ser que, en este país, en pleno siglo XXI, una madre con cáncer terminal sea despojada de su hogar. Necesitamos que se escuche su voz”, mencionó un vecino que se ha sumado a la causa.
Yolanda espera que su historia llegue a oídos de las autoridades, y hace un llamado desesperado al gobernador: “Por favor, ayúdame. No tengo a dónde ir. Mis hijos necesitan un hogar, y yo necesito paz para poder luchar contra esta enfermedad”. Su situación es un recordatorio desgarrador de cómo las crisis personales pueden verse agravadas por la injusticia social y la falta de apoyo institucional.
Mientras tanto, la familia se encuentra viviendo temporalmente en casa de amigos, pero el futuro sigue siendo incierto. La lucha de Yolanda es un testimonio de la resistencia humana ante la adversidad, y su historia resalta la necesidad urgente de atención a las problemáticas de vivienda y salud que enfrentan muchas familias en situaciones similares.
El desalojo de doña Yolanda es solo un caso más de una problemática que afecta a muchas personas en el país.