Manuel Velázquez
La relación entre el arte y mercado ha sido un tema de debate a lo largo de la historia. Mientras que algunos argumentan que la comercialización del arte lo pervierte y aleja de su valor artístico y humanista, otros sostienen que la motivación económica puede democratizar la creación y hacer que la belleza y la creatividad estén más accesibles al público en general.
En el Renacimiento, el arte estaba estrechamente ligado a la religión y al poder, no era visto como una forma de expresión puramente artística o humanista. Sin embargo, en la era moderna, se impuso la idea del arte por el arte, que debía ser libre de influencias comerciales, ideológicas o políticas, y que la búsqueda del beneficio económico lo corrompía. Pero en la actualidad, esta visión ha cambiado, el arte y comercio se han fusionado en muchos aspectos.
La proliferación de museos e inclusión de manifestaciones como la moda y marcas en ellos, ha generado un debate sobre la comercialización del arte. Sin embargo, en lugar de ver esto como una perversión del arte, podemos verlo como una oportunidad para popularizar la creación, hacer que la belleza y la creatividad estén más accesibles al público en general. La industria y el comercio pueden ser vehículos para la creatividad y la innovación, no necesariamente enemigos del arte.
Es importante cuestionar las jerarquías y las líneas divisorias entre el arte puro y el comercio. ¿Por qué deberíamos considerar que la moda o el diseño son menos creativos o valiosos que el arte tradicional? La creatividad y la belleza pueden estar presentes en muchas formas y manifestaciones, no deberíamos limitar nuestra visión de lo que es arte a una sola definición.
La mayoría de los proyectos culturales se hacen por gusto, por pasión, por necesidad espiritual. Nunca debe dejar de ser así. El amor por el trabajo tiene que primar. Por esto muchas veces no se espera nada a cambio y de allí viene la idea de hacerlo “por amor al arte”. Sin embargo, la realidad es que los artistas y creadores tienen que vivir de su actividad. Todo creador debe preguntarse cómo se va a sostener en el tiempo. Si el objetivo es vivir del arte, hay que hacer un plan de sustentabilidad que cubra los tiempos y gastos necesarios para realizar el trabajo con calidad; hay que tener un plan de negocios, o al menos un conjunto de alternativas de negocio posibles.
Es importante la planificación. Si esto no se hace, el resultado será un montón de trabajo y gastos por los cuales no se percibe ninguna recompensa, salvo la satisfacción de hacerlo. Si esta satisfacción es suficiente y realmente no nos queremos complicar más, entonces a disfrutar. Pero si se espera un poco más, hay que prever las posibles consecuencias de la falta de recursos: frustración personal y hasta cierto resentimiento hacia quienes supuestamente disfrutan del éxito.
Para lograr un equilibrio entre la pasión y la sostenibilidad, es crucial desarrollar habilidades empresariales y financieras. Esto puede incluir la creación de una marca personal, la gestión de redes sociales, la búsqueda de patrocinios y la diversificación de ingresos a través de talleres, ventas de arte o servicios relacionados. Al combinar la pasión con una estrategia sólida, los artistas pueden asegurar su futuro y disfrutar de su trabajo sin la carga de la incertidumbre financiera.
Aunque el amor por el arte es fundamental, también lo es la planificación y la gestión efectiva. Al reconocer la importancia de la sostenibilidad financiera, los creadores pueden asegurar que su pasión perdure en el tiempo y se traduzca en un éxito duradero. La clave está en encontrar un equilibrio entre arte y negocio, permitiendo que la creatividad florezca sin comprometer la estabilidad económica.
La relación entre el arte y el comercio es compleja y multifacética. Mientras que la motivación económica puede ser un factor importante en la creación artística, no necesariamente la pervierte o la aleja de su valor humanista. Por el contrario, puede democratizar la creación y hacer que la belleza y la creatividad estén más accesibles al público en general. Es importante cuestionar las jerarquías y líneas divisorias entre arte y el comercio, reconocer el valor de la creatividad e innovación en todas sus formas.