El gesto representa no una súplica para que el agua, fuente de vida, nunca falte en la
región
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
Este 22 de enero, la comunidad de Berriozábal celebró con fervor una de sus tradiciones
más representativas: el Lavado de los Manteles, un ritual ancestral realizado en honor a
San Sebastián Mártir, el santo patrono del municipio. La festividad, cargada de simbolismo
y devoción, busca agradecer por las bendiciones recibidas y pedir por la abundancia de
agua, un recurso vital en la región.
La jornada inició en la Iglesia Central de Berriozábal, donde desde temprano se
congregaron los habitantes para participar en una solemne misa. Tras la ceremonia
religiosa, comenzó una procesión encabezada por un grupo de mujeres que llevaban
bateas de madera, en las que transportaban los manteles del altar en honor a San
Sebastián. Ataviadas con ropa tradicional de descendencia zoque, las mujeres caminaron
por las calles del pueblo, acompañadas por música de viento y la alegría de los asistentes.
El recorrido tuvo como destino “la represa”, un lugar emblemático y sagrado para los
habitantes, dado que de ahí proviene el agua que abastece al pueblo. A orillas de este
sitio, las mujeres realizaron el acto central: el lavado de los manteles. Este gesto
representa no solo una muestra de gratitud a San Sebastián Mártir, sino también una
súplica para que el agua, fuente de vida, nunca falte en la región.
Durante el ritual, las lavanderas ofrecieron oraciones y cánticos, fortaleciendo el vínculo
espiritual de la comunidad con su entorno natural. “Es una tradición que nos enseña a
valorar el agua, a respetarla y a agradecer por ella”, expresó Rosa Hernández, una de las
participantes, quien asegura haber aprendido esta práctica de sus abuelas.
Además del significado religioso, el Lavado de los Manteles reafirma las raíces culturales
de la comunidad, estrechamente ligadas a la herencia zoque. La vestimenta, los utensilios
y los cantos que acompañan el ritual son testimonio de una tradición que ha pasado de
generación en generación y que sigue siendo un pilar en la identidad del pueblo.
Una vez lavados los manteles, la procesión regresó al pueblo con gran entusiasmo. Los
manteles fueron llevados a la casa del fiscal, donde se resguardarán hasta el próximo año.
El recorrido de regreso estuvo acompañado por música de viento, los característicos
parachicos y las oraciones finales de las lavanderas, quienes pidieron por la salud y la
unión de la comunidad, así como por la continuidad de esta festividad.
Para los habitantes de Berriozábal, esta tradición no solo es una muestra de fe, sino
también una oportunidad para fortalecer los lazos sociales y culturales. “Es importante
preservar estas costumbres porque nos recuerdan quiénes somos y de dónde venimos. Es
nuestra forma de transmitir nuestra historia a las nuevas generaciones”, comentó Miguel
López, uno de los asistentes a la celebración.
La festividad en honor a San Sebastián Mártir continuará durante los próximos días con
actividades religiosas, culturales y gastronómicas, consolidando a Berriozábal como un
referente de las tradiciones chiapanecas. Este evento, que combina espiritualidad y
cultura, resalta el valor de las costumbres locales en un mundo cada vez más globalizado y
muestra cómo el respeto por la naturaleza sigue siendo un eje central en la vida de los
pueblos de Chiapas.
Con el Lavado de los Manteles, Berriozábal no solo celebra a su santo patrono, sino que
también renueva su compromiso con la preservación de sus raíces, demostrando que las
tradiciones tienen el poder de unir, dar sentido y enriquecer la vida de una comunidad.