La actividad humana es la principal precursora en destrucción de áreas verdes
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
La Reserva de la Biósfera Montes Azules, enfrenta una grave amenaza de deforestación, perdiendo cada año 974 hectáreas de su hábitat. Esta vasta área de más de 331 mil hectáreas es hogar del 27 por ciento de los mamíferos de México y de 341 especies de aves. Sin embargo, la expansión de la frontera agrícola, la ganadería extensiva y la cacería ilegal están poniendo en peligro esta rica biodiversidad.
Un estudio realizado por Pronatura Sur y la Universidad de Guadalajara señaló que los cultivos de palma son uno de los principales responsables de la deforestación en la reserva. La demanda de tierras para este cultivo ha ocasionado la pérdida de grandes áreas de selva, lo que afecta la calidad del hábitat de especies emblemáticas como el jaguar y el tapir. Esta transformación de ecosistemas se ha acelerado en las últimas décadas.
De acuerdo con el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, entre 1974 y 1993 la reserva perdió casi 50 mil hectáreas. Aunque la pérdida actual es de 974 hectáreas por año, el impacto es grave. Cada hectárea que desaparece significa un deterioro irreparable para la biodiversidad, en especial en un área tan vital para el equilibrio ecológico de la región.
Las zonas más afectadas por esta deforestación se encuentran alrededor de la comunidad de Nueva Palestina. Según la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), este lugar concentra gran parte del impacto humano en la reserva. Las imágenes satelitales de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) muestran un “enjambre rojo” que rodea esta comunidad, lo que refleja la extensión de las actividades ilegales en el área.
Aunque algunas zonas, como Ribera de Lacanjá, muestran menor afectación, la situación general sigue siendo alarmante. La laguna Miramar, por ejemplo, es uno de los puntos más críticos, con altas tasas de deforestación. La conservación de Montes Azules requiere un esfuerzo conjunto entre autoridades, comunidades locales y organizaciones para frenar la pérdida de este invaluable ecosistema.