Brigadistas combaten los primeros siniestros en áreas protegidas, mientras refuerzan la vigilancia para prevenir más daños
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
La amenaza de incendios forestales se adelantó en el Soconusco este año, poniendo en jaque a brigadistas de la Comisión Nacional Forestal (Conafor). Aunque la temporada oficial inicia el 16 de enero, las prácticas ilegales de cazadores furtivos han detonado los primeros siniestros, siendo el más reciente en la reserva de La Encrucijada, con una afectación de 10 hectáreas de tulares. Este incidente marcó el inicio prematuro de lo que podría ser una de las temporadas más complejas para la región.
El coordinador de Incendios Forestales en el Soconusco,Andrés Cabrera Trinidad, señaló que los municipios de Mapastepec, Villa Comaltitlán, Huixtla y Mazatán son focos rojos en cada temporada, debido al alto número de incendios. En 2024, estas áreas registraron 32 incendios que devastaron más de dos mil 450 hectáreas. La caza furtiva y las quemas agrícolas han sido identificadas como las principales causas, las cuales subrayan la urgencia de reforzar medidas preventivas.
Las prácticas ilegales, como la captura de animales silvestres, no solo amenazan la biodiversidad, sino que también son detonantes de devastadores incendios. En respuesta, la Conafor ha intensificado la vigilancia en áreas protegidas clave, como la Biosfera del Volcán Tacaná y La Encrucijada. Estas acciones buscan no solo prevenir siniestros, sino también proteger ecosistemas vulnerables que enfrentan una creciente presión humana.
Además de la vigilancia, se ha trabajado en la capacitación de brigadas comunitarias para fomentar la prevención. Estas brigadas, formadas por habitantes locales, son cruciales para contener incendios y reducir el impacto en las comunidades y el medio ambiente. Cabrera Trinidad destacó que la mayoría de los incendios son prevenibles, siempre que se limite el uso irresponsable del fuego en actividades agrícolas y se combatan las prácticas de caza furtiva.
Con la temporada de incendios cada vez más impredecible, las autoridades del Soconusco enfrentan el reto de proteger no solo sus áreas naturales, sino también las comunidades que dependen de estos ecosistemas. La colaboración entre las instituciones, las brigadas comunitarias y la población será fundamental para evitar que el daño sea irreparable en una región que lucha por equilibrar desarrollo y conservación.