El hallazgo resalta la sofisticación con la que operan grupos delictivos, quienes utilizan
espacios como fachadas para reducir riesgos de ser detectados
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
En Chiapas, un operativo conjunto entre fuerzas federales y estatales permitió el
aseguramiento de 324 kilogramos de cocaína, valuados en más de 80 millones de pesos,
en un taller de hojalatería y pintura ubicado en el tramo carretero Tapachula-Huixtla. La
droga estaba oculta en vehículos estacionados dentro del inmueble, lo que refuerza las
sospechas sobre el uso de este tipo de establecimientos como centros de acopio y
distribución de estupefacientes en la región.
El cateo fue ejecutado por elementos del Ejército Mexicano, la Guardia Nacional y la
Fiscalía General del Estado (FGE) de Chiapas, tras recibir información sobre presuntas
actividades ilícitas en el lugar. La zona, cercana a la frontera con Guatemala, ha sido
señalada como un punto clave para el trasiego de drogas, debido a su conexión con rutas
terrestres y marítimas utilizadas por el crimen organizado.
Durante la inspección del inmueble, los agentes localizaron cinco vehículos de diferentes
marcas, entre ellos:
- Una camioneta Ford Ranger
- Un autobús Volvo
- Una vagoneta Dodge Journey
- Un automóvil Ford Explorer
- Una motocicleta Vento
Al revisar el interior de estos vehículos, descubrieron 324 paquetes en forma de ladrillo,
cada uno con un peso cercano a un kilogramo, conteniendo cocaína en polvo de alta
pureza. El decomiso, valorado en aproximadamente 80.5 millones de pesos, representa un
golpe financiero importante para las organizaciones criminales que operan en la región.
El hallazgo resalta la sofisticación con la que operan los grupos delictivos, quienes utilizan
talleres mecánicos y de hojalatería como fachadas para el almacenamiento de droga,
reduciendo el riesgo de ser detectados por las autoridades.
MARCAS EN LOS PAQUETES: LA FIRMA DEL CRIMEN ORGANIZADO
Las imágenes del decomiso revelaron un detalle distintivo: los paquetes de cocaína
estaban envueltos en cinta canela, y algunos de ellos tenían impresa la bandera de
México, mientras que otros llevaban el logotipo “LV”, en aparente referencia a la marca
de lujo, Louis Vuitton.
Este tipo de símbolos son utilizados por las organizaciones criminales para diferenciar sus
cargamentos y evitar confusiones con drogas pertenecientes a otros grupos. Las marcas
en los paquetes también pueden indicar el origen del producto, la ruta de distribución o
incluso el destinatario final.
El uso de insignias en los cargamentos de droga ha sido documentado en otros operativos
en México, donde los narcotraficantes emplean logotipos de marcas reconocidas,
imágenes de líderes del crimen organizado o códigos alfanuméricos como parte de su
sistema de identificación.
A pesar del éxito del operativo en términos de decomiso de estupefacientes, no se
reportaron personas detenidas en el cateo. La ausencia de arrestos sugiere que los
responsables del inmueble podrían haber sido alertados con anticipación o que los
operadores de estos puntos de almacenamiento trabajan con discreción, evitando
permanecer demasiado tiempo en un mismo sitio.
Las autoridades continúan con las investigaciones para determinar el origen de la droga y
su posible destino. La ubicación del taller, en una de las rutas más transitadas de la
frontera sur, refuerza la teoría de que la cocaína asegurada formaba parte de una red de
tráfico que buscaba trasladarla hacia el centro o norte del país, o incluso hacia Estados
Unidos.
La falta de detenidos también genera cuestionamientos sobre la infiltración del crimen
organizado en sectores empresariales y comerciales de la región. Los talleres mecánicos,
transportistas y otros negocios pueden ser utilizados como puntos de acopio sin que sus
propietarios sean plenamente conscientes de la magnitud del delito, o bien, bajo
presiones y amenazas de grupos delictivos.
CHIAPAS: UNA RUTA CLAVE EN EL TRASIEGO DE DROGAS
El estado de Chiapas ha sido identificado como un punto estratégico para el tráfico de
drogas, debido a su extensa frontera con Guatemala y su acceso al Océano Pacífico.
Diversos informes de seguridad han señalado que carteles mexicanos colaboran con
grupos delictivos centroamericanos para el transporte de cocaína desde Sudamérica,
utilizando rutas terrestres, aéreas y marítimas.
El aseguramiento de estos 324 kilogramos de cocaína se suma a otros decomisos recientes
en la entidad. Apenas en enero, fuerzas de seguridad confiscaron más de 400 kilogramos
de cocaína en un falso compartimento dentro de un tráiler en la misma región. En otro
caso, una avioneta con un cargamento de droga fue asegurada en la zona de Mapastepec,
lo que evidencia el uso de múltiples métodos de transporte por parte de los grupos
criminales.
Las autoridades han asegurado que el decomiso no es un hecho aislado y que forma parte
de una serie de operativos dirigidos a combatir el narcotráfico en la región. La Fiscalía
General del Estado (FGE), en coordinación con la Fiscalía General de la República (FGR),
llevará a cabo las investigaciones correspondientes para rastrear el origen del cargamento
y determinar si el inmueble asegurado pertenece a una red criminal más amplia.
En este contexto, expertos en seguridad han señalado que, si bien los decomisos
representan avances importantes, el verdadero reto es desmantelar las estructuras
financieras y operativas de los grupos delictivos. La incautación de alucinógenos afecta
temporalmente a las organizaciones criminales, pero sin detenciones clave o
investigaciones que sigan la pista del dinero, las redes de tráfico continúan operando con
nuevas estrategias.
A medida que las organizaciones delictivas diversifican sus operaciones y mejoran sus
métodos de ocultamiento, las autoridades enfrentan el desafío de fortalecer la
inteligencia y la cooperación internacional, especialmente con países centroamericanos,
para frenar el flujo de sustancias psicoactivas antes de que crucen a territorio mexicano.
El decomiso de estos 80 millones de pesos en sustancias nocivas en Chiapas es, sin duda,
un golpe significativo, pero el tráfico de estas en la frontera sur sigue siendo un problema
persistente que requiere acciones más contundentes, investigaciones a fondo y una
estrategia integral que ataque la raíz del problema.
La ubicación de Chiapas en la Costa del Pacífico lo ha convertido en un punto estratégico
para las organizaciones criminales dedicadas al tráfico de drogas. En los últimos años, la
zona marítima ha sido utilizada para el transporte de grandes cantidades de psicoactivos
provenientes de Sudamérica, principalmente de Colombia y Ecuador, con destino a
México y Estados Unidos.
El modus operandi de los delincuentes suele incluir el uso de lanchas rápidas y
embarcaciones semisumergibles para evadir la detección de las autoridades. En muchos
casos, el material ilícito es trasladado desde altamar hasta la Costa, donde es almacenado
y posteriormente distribuido a través de rutas terrestres.
Los aseguramientos de cargamentos en altamar se han vuelto cada vez más frecuentes,
gracias a la implementación de tecnología de vigilancia aérea y marítima, así como a la
coordinación entre las distintas fuerzas de seguridad.