Es un llamado urgente a mirar al calor no solo como una molestia estacional, sino como un fenómeno potencialmente mortal
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
La severa ola de calor que azota actualmente a México se ha convertido en una amenaza letal para la salud pública. De acuerdo con el más reciente Informe Semanal Daños a la Salud por Temperaturas Naturales Extremas emitido por la Secretaría de Salud Federal, el país ha registrado hasta el momento seis muertes por golpe de calor y más de 400 personas han requerido atención médica debido a las temperaturas extremas. Chiapas, uno de los estados más afectados, reportó esta semana su primera víctima fatal por esta causa.
Los estados de Veracruz y Tabasco lideran la lista con dos muertes cada uno, mientras que San Luis Potosí y Chiapas reportan una defunción respectivamente. La persistencia de las temperaturas elevadas, combinadas con una precipitación aún irregular, está generando una peligrosa combinación climática que mantiene en alerta a las autoridades de salud y Protección Civil.
México atraviesa uno de los periodos más críticos de su temporada de calor, que oficialmente comenzó en marzo y se extenderá hasta principios de octubre. Desde entonces, el país ha enfrentado una creciente exposición a condiciones térmicas extremas. Los registros de temperatura, particularmente en la región sureste y zonas del Golfo, han superado los 35 grados Celsius de manera sostenida.
En Chiapas, el calor ha alcanzado niveles históricos en ciudades como Tuxtla Gutiérrez, donde se han registrado temperaturas de hasta 37 grados Celsius. Sin embargo, según el secretario de Protección Civil de la capital, Eder Fabián Mancilla Velázquez, la sensación térmica puede llegar a dos o tres grados más, dependiendo del área y del nivel de humedad. Esta situación ha generado condiciones ambientales que favorecen la aparición de golpes de calor y otras afecciones relacionadas con el clima.
“Estamos atravesando un momento crítico. La ciudad y su zona metropolitana están registrando niveles de calor sin precedentes, lo que puede agravarse con las lluvias intermitentes que generan más humedad y sensación de bochorno”, advirtió Mancilla Velázquez en entrevista.
La primera muerte por golpe de calor en Chiapas marca un punto de inflexión para el estado, tradicionalmente considerado menos vulnerable a temperaturas extremas en comparación con zonas desérticas del norte. Aunque las autoridades no han proporcionado datos específicos sobre la víctima, se confirmó que el fallecimiento ocurrió en medio de una jornada particularmente calurosa.
La situación pone de manifiesto una realidad alarmante: el calor extremo ya no distingue entre regiones. Si bien estados como Sonora, Sinaloa o Baja California suelen concentrar la atención por sus récords térmicos, ahora el fenómeno se extiende hacia zonas donde la infraestructura hospitalaria y la cultura de prevención frente al calor son más limitadas.
VERACRUZ, TABASCO Y SAN LUIS POTOSÍ: LOS OTROS EPICENTROS DEL CALOR
Veracruz y Tabasco han sido especialmente castigados por esta ola de calor. En ambos estados se reportan dos muertes cada uno, asociadas a exposición prolongada al sol y falta de hidratación. Además, se han registrado múltiples casos de deshidratación severa y golpes de calor que han saturado los servicios de emergencia en comunidades rurales.
San Luis Potosí, aunque menos afectado en términos de número de muertes, también se suma a la lista negra con una víctima fatal y decenas de hospitalizaciones por síntomas relacionados con el exceso de calor. La población vulnerable —niños, adultos mayores y personas en situación de calle— es la más expuesta.
MÁS DE 400 PERSONAS ATENDIDAS: UNA CARGA CRECIENTE PARA EL SISTEMA DE SALUD
El informe epidemiológico de la semana número 19 señala que 400 personas han requerido atención médica en el país debido a los efectos de las temperaturas extremas. La mayoría de los casos presentan cuadros de deshidratación, insolación, quemaduras solares, así como síntomas propios del golpe de calor: dolor de cabeza, mareo, confusión, náuseas y pérdida de conciencia.
Hospitales y clínicas han intensificado los protocolos de atención ante el aumento de pacientes con síntomas relacionados al calor. En muchos casos, las unidades de urgencias han tenido que establecer zonas de atención rápida para pacientes con signos leves a moderados, a fin de evitar colapsos en la infraestructura sanitaria.
Paradójicamente, la temporada de lluvias, que oficialmente dio inicio el pasado 15 de mayo, no ha representado un alivio sustancial. Hasta el momento, las precipitaciones en el país han sido dispersas y aisladas, sin reducir significativamente las temperaturas o la sensación térmica.
En Tuxtla Gutiérrez, por ejemplo, aunque se han registrado algunas lluvias, estas no han sido suficientes para mitigar el calor. Las autoridades locales anticipan que a partir de la segunda mitad de esta semana podrían presentarse lluvias más intensas, lo que ha llevado al Gobierno municipal a activar medidas preventivas como la limpieza de alcantarillas y la supervisión de zonas de riesgo por inundaciones.
No obstante, la combinación de calor extremo con lluvias puede derivar en una mayor sensación de bochorno, aumentando la probabilidad de enfermedades gastrointestinales, problemas respiratorios e infecciones dérmicas.
ACCIONES PREVENTIVAS Y RECOMENDACIONES DE SALUD
Frente a este panorama, la Secretaría de Salud y las distintas unidades de Protección Civil estatales han emitido una serie de recomendaciones urgentes para mitigar los efectos del calor. Entre ellas destacan:
-Mantenerse hidratado y tomar al menos dos litros de agua por día.
-Evitar exponerse al sol entre las 11 de la mañana y las cuatro de la tarde.
-Usar ropa ligera, de colores claros y de telas transpirables.
-Utilizar gorras, sombreros o sombrillas para protegerse del sol.
-Aplicarse protector solar de amplio espectro con factor mayor a 30.
-Evitar el consumo de alimentos preparados en la vía pública, por el riesgo de descomposición.
-Lavar las manos antes y después de ir al baño y antes de consumir alimentos.
Estas medidas buscan reducir la incidencia de enfermedades asociadas al calor, así como evitar que se repitan tragedias como las ya registradas en seis estados del país.
UNA ALERTA QUE NO DEBE SER IGNORADA
La presente ola de calor se perfila como una de las más intensas en años recientes. Su impacto en la salud pública y en los sistemas locales de atención médica podría escalar en las próximas semanas si no se implementan medidas contundentes de prevención, educación ciudadana y fortalecimiento de la infraestructura de salud.
El caso de Chiapas, donde el calor extremo provocó una muerte en una zona hasta ahora relativamente ajena a este tipo de fenómenos, representa un punto de inflexión en la manera en que se deben entender y atender los efectos del cambio climático.
Con la temporada de calor aún en curso, el país enfrenta una amenaza silenciosa pero letal que exige una respuesta nacional coordinada. Las muertes por golpe de calor no pueden considerarse incidentes aislados, sino síntomas de una crisis climática que ya está cobrándose vidas.
La realidad que enfrenta México no es exclusiva. Fenómenos similares se han registrado en otros países del hemisferio norte, reflejo de un planeta que experimenta cambios cada vez más agresivos en sus patrones climáticos. Sin embargo, mientras se construyen estrategias globales para atender la emergencia ambiental, las soluciones locales —como campañas de concientización, inversión en infraestructura urbana, y protocolos eficaces de atención médica— son indispensables para salvar vidas en el corto plazo.
La muerte registrada en Chiapas no debe pasar desapercibida. Es un llamado urgente a mirar al calor no solo como una molestia estacional, sino como un fenómeno potencialmente mortal que debe abordarse con la misma seriedad que otras emergencias sanitarias.