La decisión fue dada a conocer Brooke L. Rollins, quien calificó el proyecto como una acción clave dentro de una estrategia binacional
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
En un esfuerzo conjunto sin precedentes para combatir una de las amenazas más devastadoras para la ganadería en América del Norte, el Gobierno de Estados Unidos anunció una inversión de 21 millones de dólares para modernizar y ampliar una planta de producción de moscas estériles en Metapa de Domínguez, Chiapas. Esta medida busca frenar el avance del gusano barrenador del ganado, una plaga considerada de alto riesgo sanitario y económico para ambos países.
La decisión fue dada a conocer por la secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke L. Rollins, quien calificó el proyecto como una acción clave dentro de una estrategia binacional para erradicar al gusano barrenador del ganado del Nuevo Mundo, una especie cuya presencia puede tener consecuencias catastróficas para la seguridad alimentaria y la economía agropecuaria de la región.
“Nuestra alianza con México es crucial para el éxito de este esfuerzo. Seguimos trabajando estrechamente con México para alejar al gusano barrenador del Nuevo Mundo de Estados Unidos y de México”, afirmó Rollins mediante un comunicado oficial.
La funcionaria detalló que la inversión permitirá renovar una planta estratégica que será capaz de producir entre 60 y 100 millones de moscas estériles a la semana, tecnología que ha demostrado ser una de las herramientas más efectivas en la erradicación de esta plaga.
¿QUÉ ES EL GUSANO BARRENADOR DEL GANADO?
El gusano barrenador del ganado, también conocido como Cochliomyia hominivorax, es una larva de mosca que deposita sus huevos en heridas abiertas de animales de sangre caliente, incluidos el ganado y los seres humanos. Las larvas se alimentan del tejido vivo, causando lesiones profundas, infecciones graves y en muchos casos la muerte del animal.
Su presencia implica una pérdida millonaria para la ganadería, especialmente en regiones donde las medidas sanitarias son difíciles de implementar por condiciones geográficas o económicas.
La plaga fue erradicada de Estados Unidos en la década de 1980 mediante una ambiciosa campaña de liberación de moscas estériles que interrumpió el ciclo reproductivo de la especie. Sin embargo, brotes recientes en zonas del Caribe, Centroamérica y el sur de México han generado preocupación entre las autoridades sanitarias.
INVERSIÓN Y TECNOLOGÍA: CLAVES PARA EL CONTROL
La planta de Metapa, cuya renovación será financiada con recursos estadounidenses, será la principal fuente de producción de moscas estériles en la región. Estas moscas, que han sido sometidas a radiación para evitar que se reproduzcan, se liberan en grandes cantidades sobre áreas afectadas. Al copular con moscas silvestres, impiden que la siguiente generación se desarrolle, provocando así la reducción progresiva de la población.
“La inversión que anuncio hoy es una de las muchas iniciativas que mi equipo realiza incansablemente para proteger a nuestros animales, nuestra economía agrícola y la seguridad del suministro de alimentos de nuestro país”, destacó Rollins.
La producción masiva de moscas estériles se considera una estrategia sostenible, puesto que evita el uso de pesticidas y reduce el impacto ambiental. Además, la tecnología ha sido reconocida por organismos internacionales como la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), que ha apoyado iniciativas similares en África y América Latina.
RESTRICCIONES A LA IMPORTACIÓN DE GANADO MEXICANO
Como parte del mismo anuncio, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos confirmó que las restricciones a la importación de animales vivos desde México seguirán vigentes durante al menos 30 días más. Esta medida fue impuesta como una forma de prevención ante el riesgo de que animales infectados crucen la frontera y reintroduzcan la plaga en territorio estadounidense.
El acuerdo se produjo tras una conversación entre la secretaria Brooke Rollins y el titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) de México, Julio Berdegué, quien ha mantenido una postura cooperativa, pero ha evitado confirmar las acciones concretas que tomará el Gobierno mexicano para hacer frente a la situación.
“El compromiso de México es firme, pero aún estamos a la espera de un plan detallado por parte de las autoridades mexicanas. La coordinación será clave para garantizar que los avances logrados en décadas pasadas no se pierdan”, señaló un vocero del Departamento de Agricultura estadounidense.
Hasta el momento, el Gobierno de México no ha anunciado con precisión el monto de la inversión que destinará al combate del gusano barrenador, ni ha informado el plazo en que estará completamente operativa la planta de Metapa. Tampoco ha detallado si existe un programa emergente de apoyo económico o técnico para los ganaderos afectados, especialmente en estados del sur como Chiapas, Tabasco y Oaxaca, donde se han reportado los mayores focos de infestación.
Organizaciones ganaderas mexicanas han expresado su preocupación ante la falta de respuestas inmediatas. “Necesitamos saber con claridad qué va a hacer el Gobierno.
La contingencia está afectando la producción y el valor del ganado. Ya hay pérdidas y muchos pequeños productores están en riesgo”, declaró Miguel Gutiérrez, presidente de la Unión Regional Ganadera de Chiapas.
La industria ganadera representa un pilar económico vital para México y Estados Unidos. En conjunto, ambos países suman exportaciones por más de 12 mil millones de dólares anuales en productos cárnicos, pieles y ganado en pie. Una crisis sanitaria como la provocada por el gusano barrenador podría desestabilizar mercados, generar desempleo rural y afectar la cadena de suministro de alimentos.
En este contexto, la cooperación internacional se convierte en una herramienta esencial. Expertos señalan que el modelo binacional de erradicación implementado entre los años 80 y 90 puede servir como guía para la nueva etapa de contención. La diferencia es que ahora, el desafío se enfrenta en un contexto de cambio climático, movilidad migratoria y presiones económicas más intensas.
¿QUÉ SIGUE?
Según funcionarios estadounidenses, la inversión de los 21 millones de dólares comenzará a ejecutarse de inmediato, aunque los resultados no serán visibles de forma inmediata. La producción, liberación y monitoreo de moscas estériles requiere coordinación logística, vigilancia epidemiológica y colaboración constante entre agencias de ambos países.
Las autoridades mexicanas, por su parte, han indicado que en los próximos días ofrecerán un informe técnico y financiero sobre su contribución al proyecto. No obstante, los tiempos políticos y presupuestarios podrían dificultar una respuesta ágil, sobre todo en un año electoral en México.
Mientras tanto, los ganaderos siguen en incertidumbre. La persistencia del gusano barrenador representa no solo una amenaza biológica, sino también un símbolo de las limitaciones institucionales para reaccionar ante emergencias agropecuarias.
La inversión de 21 millones de dólares por parte del Gobierno de Estados Unidos para combatir al gusano barrenador del ganado en Chiapas representa un acto de cooperación internacional con implicaciones sanitarias, económicas y diplomáticas. Sin embargo, el éxito de la estrategia dependerá de la rapidez y eficacia con la que el Gobierno mexicano se sume al esfuerzo. La plaga no entiende de fronteras, y solo una respuesta coordinada podrá evitar un desastre mayor en la ganadería del continente.