Sarelly Martínez Mendoza
Conozco a Juan Carlos Moreno Guillén, actual presidente del Poder Judicial del Estado de Chiapas, desde hace más de 20 años. Era, y sigue siendo, una persona sencilla, apasionada por la discusión de temas políticos, que escribía artículos de opinión donde hablaba de su esperanza de construir un Chiapas más justo y equitativo.
A diferencia de muchos políticos que, al llegar al poder, cambian de actitud, se alejan de sus antiguos afectos y se deslumbran con sus nuevas relaciones, Juan Carlos ha conservado su esencia. Permanece como aquel hombre cercano que sabe escuchar, que valora la cotidianidad sin pretensiones, y que disfruta los pequeños momentos sin muchos recovecos.
Es un hombre del pueblo: divertido, ocurrente, servicial. Como conocedor del derecho y responsable de su aplicación, lo mueve un profundo sentido del deber y una clara vocación de servicio público.
Eso es lo que se espera de un servidor del Estado, especialmente cuando ocupa un cargo tan delicado y relevante como es la Presidencia del Poder Judicial.
Desde su llegada a esta responsabilidad, ha promovido cursos de capacitación para el personal que labora en los juzgados y demás instancias que conforman este órgano de justicia. La profesionalización constante ha sido una de sus prioridades, convencido de que el acceso a una justicia eficiente comienza con servidores públicos preparados.
Además de acompañar al gobernador en sus recorridos por el estado, el magistrado presidente encuentra tiempo para reunirse con sus colaboradores, escuchar propuestas, evaluar avances y supervisar las actividades prioritarias en materia judicial.
También ha impulsado iniciativas legislativas orientadas a fortalecer la protección de los derechos humanos. Recientemente, presentó una propuesta para modificar el Código Penal, con el objetivo de que el delito de feminicidio se castigue con mayor severidad cuando la víctima sea una mujer embarazada.
A esta propuesta se suma el endurecimiento de las penas para delitos sexuales, los cometidos contra niñas, niños, adolescentes y grupos vulnerables, así como la pornografía infantil y la trata de personas.
“El impulso a la justicia restaurativa ha sido también una prioridad, con medidas como la garantía de pensiones alimenticias para las víctimas de feminicidio o lesiones por ataques con sustancias corrosivas, cuando existan hijas o hijos menores, personas con discapacidad o dependientes. Además, se ha establecido que estos delitos no sean sujetos de indulto, lo que cierra espacios de beneficio legal a conductas que vulneran gravemente la seguridad de las personas”, ha declarado el Poder Judicial.
No se trata, desde luego, únicamente de aumentar los años de condena para los delincuentes, sino de encontrar mecanismos que contribuyan a disminuir los feminicidios y todo tipo de violencia estructural.
Conozco a Juan Carlos Moreno y confío plenamente en que lo sigue guiando aquel sueño juvenil de construir un Chiapas con una justicia íntegra, sin intereses personales, orientada solo por principios profesionales y sociales.
Por eso, cuando fue designado para este cargo, pensé que no había mejor persona para desempeñarlo. Porque no basta con ser un experto en derecho: se necesita también sensibilidad humana, vocación de servicio y un genuino sentido de justicia.
En estos primeros seis meses, Juan Carlos Moreno Guillén ha dado muestra de su capacidad, de su sencillez, y de que el paso de los años y los cargos no lo han alejado de Chiapas, sino que lo han vinculado aún más con su gente.
Que esta ruta que ha trazado (de profesionalismo, compromiso y sentido humano) continúe. Porque si es así, podremos aspirar a tener una entidad con los mejores indicadores de justicia, convivencia y dignidad social.