Tras siete años de ser parte de la zona habitacional, enfrenta la amenaza de ser debido a luego de quejas
YUSETT YÁÑEZ/PORTAVOZ
En el corazón de Rinconada del Sol, un conjunto habitacional al poniente de Tuxtla Gutiérrez, Luna, una perrita mestiza, ha sido un símbolo de amor desde su llegada hace siete años. Sin embargo, su estancia se ha visto amenazada por una queja presentada por una vecina, lo que ha desencadenado en una situación que ha dividido al fraccionamiento y puesto en riesgo la vida de Luna.
Luna llegó al fraccionamiento cuando era solo una cachorrita, abandonada por desconocidos. Desde ese momento, se convirtió en un miembro querido, recibiendo cuidados y cariño de las familias que residen allí. Paola, una de las vecinas que ha estado al frente de su cuidado, recuerda cómo se organizó con otros residentes para esterilizarla y vacunarla. “Luna es parte de nosotros, todos la cuidamos y alimentamos”, aseguró.
La situación cambió cuando una vecina presentó un oficio ante las autoridades de salud municipal solicitando el retiro de Luna, alegando molestias. Este acto provocó que Paola y otros dos defensores de la perra fueran denunciados por presunta discriminación. “Es injusto que después de siete años, alguien decida que Luna no puede estar aquí”, lamentó Paola.
La tensión aumentó cuando el personal de riesgos sanitarios del ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez llegó al fraccionamiento con jaulas, sin previo aviso, para llevarse a Luna. “La sedaron sin que nadie la viera, fue un golpe duro para todos nosotros”, denunció Paola, quien teme por el futuro de la canina que ha sido su compañera durante tanto tiempo.
Los vecinos se han unido en defensa de Luna, considerando que su retiro no solo sería una injusticia hacia el animal, sino también un ataque a la cohesión social que han construido. Mildred, otra residente, destacó la importancia de Luna en la vida del fraccionamiento: “Es una perrita tranquila y cariñosa, su ausencia afectaría a todos, no solo a ella”.
La situación ha llegado a escalar legalmente, con los defensores de Luna enfrentando denuncias que han causado preocupación entre los vecinos. “No entendemos por qué nos demandan solo por querer proteger a Luna”, expresó Paola, quien señaló que hay personas mayores en el fraccionamiento que también se ven afectadas por esta situación.
Carlos, otro vecino, recordó cómo Luna ha protegido a los residentes en diversas ocasiones, y subrayó su papel como un miembro vital de la comunidad. “Todos la quieren, siempre está feliz y cuidando a los que la rodean”, comentó.
A medida que la controversia crece, los residentes de Rinconada del Sol han lanzado una petición para que Luna sea reconocida oficialmente como un perro comunitario. “Queremos que siga aquí, cuidándonos y siendo parte de nuestras vidas”, concluyó un vecino.
Por lo que esperan una respuesta de las autoridades sobre el futuro de Luna, mientras continúan luchando por el bienestar de esta querida mascota que ha hecho de Rinconada del Sol su hogar. La historia de Luna se ha convertido en un símbolo de la lucha por la convivencia y el respeto hacia los animales en una sociedad que a menudo enfrenta desafíos en su relación con ellos. La comunidad se mantiene firme, unida por el amor hacia Luna y la esperanza de que prevalezca la justicia.