Aseguraron que solo el 47 por ciento de los productores recibe apoyo y que el consumo nacional sigue siendo muy bajo
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
En las alturas del Soconusco, donde el café es más que cultivo y se respira como identidad, los productores volvieron a levantar la voz. En una protesta pacífica frente a la Unidad Administrativa de Gobierno estatal, campesinos de diversas comunidades demandaron acciones concretas, un programa agresivo de reforestación, empleo temporal extendido por cinco años y atención inmediata al colapso de caminos y cafetales. La manta que exhibieron no fue una amenaza, fue una súplica por el futuro.
La cafeticultura social en Chiapas atraviesa una crisis estructural. Según datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), la producción estatal de café cayó un 17.4 por ciento en los últimos tres años, y más del 65 por ciento de los cafetales en la región presentan envejecimiento productivo. A esto se suma el cambio climático, que ha disparado las enfermedades fúngicas y el estrés hídrico de las plantas. “Nuestros cafetales mueren con lentitud”, advirtieron los manifestantes.
El vocero del movimiento, Ismael Gómez Coronel, fue más allá. Afirmó que el abandono institucional ha dejado a las comunidades sin alternativas. “Los jóvenes se están yendo o cayendo en las drogas porque el campo ya no ofrece futuro”, declaró. La estadística lo respalda, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) el 78 por ciento de jóvenes en zonas rurales en la entidad se emplean fuera del sector agrícola o abandonan el trabajo en el campo antes de los 25 años. Mientras tanto, solo uno de cada tres cafetaleros menores de 30 años considera continuar con la actividad.
Los programas actuales, dicen, no alcanzan. De los 170 mil productores de café en la región, solo 80 mil están integrados al programa Sembrando Vida, y muchos de ellos no producen café, sino que fueron incluidos sin relación directa con la cadena productiva. Tampoco existe una estrategia de promoción del consumo local, que hoy apenas alcanza los 1.6 kilos per cápita anuales, frente a los 4.5 kilos de países como Finlandia.
Los productores aceptaron el diálogo, pero dejaron claro que ya no basta con escuchar promesas. El subsecretario regional, Martiniano Reyes Palacios, se comprometió a gestionar una reunión con autoridades estatales. Los cafetaleros esperan que esa mesa no sea solo ceremonial, sino el inicio de un cambio.