Policías presentan síntomas de estrés crónico, en Chiapas se amplían horarios sin mejorar condiciones de trabajo
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
En la capital chiapaneca, la Seguridad Pública Municipal no vino con promesas de modernización ni con estrategias de pacificación. En su lugar, trajo una medida que ha encendido el malestar entre los trabajadores administrativos de la corporaciónla imposición de una jornada laboral de 12 horas diarias, de lunes a viernes, con posibles guardias en fines de semana. El argumento, atender “necesidades del servicio”. La lectura del personal, una violación abierta a sus derechos.
En México, la Ley Federal del Trabajo establece una jornada máxima de ocho horas diarias para trabajos diurnos, siete horas para nocturnos y 7.5 horas para turnos mixtos. Todo lo que exceda debe considerarse tiempo extra, con compensaciones específicas. Pero en este caso, además de ampliar las horas, se ha limitado el derecho al reclamo. La circular SSPyTM/0006/2025, concluyó con una advertencia directa, cualquier omisión o desacato será sancionado.
A nivel nacional, el personal de seguridad pública presenta las tasas más altas de desgaste laboral. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 64.3 por ciento de los policías municipales en México presentan síntomas de estrés crónico, mientras que el 47 por ciento afirmó que su carga de trabajo impacta su salud. En Chiapas, según datos del Censo Nacional de Gobiernos Municipales, solo el 26.8 por ciento del personal de seguridad cuenta con acceso regular a servicios médicos, lo que agrava el impacto físico y emocional de medidas como la recién impuesta en Tuxtla.
Lejos de ser una excepción, este caso representa una tendencia preocupante, la normalización de condiciones laborales precarias bajo el argumento de la “seguridad pública”. Mientras el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reportó que el 58 por ciento del personal en corporaciones municipales no recibe capacitación continua, se les exige un nivel de entrega que no se ve correspondido con garantías mínimas laborales.
La imposición de estas jornadas laborales desmedidas no solo vulnera derechos individuales, sino que también pone en riesgo la efectividad institucional. En un estado como Chiapas, donde el 74 por ciento de los municipios reportan déficit de personal policiaco, la solución no puede ser exprimir aún más a quienes sostienen el sistema.