Las madres denunciaron búsquedas simuladas, promesas rotas y nula atención por parte de la FGE
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
Frente a la entrada principal de Palacio de Gobierno en Tuxtla Gutiérrez, un grupo de madres ha decidido hacer de su dolor una forma de resistencia. 16 familias, integrantes de la Colectiva Madres en Resistencia, instalaron un plantón indefinido este lunes para exigir la búsqueda real y efectiva de sus familiares desaparecidos. El reclamo no es nuevo, pero la indiferencia institucional lo ha hecho permanente.
Los testimonios revelaron una constante, rastros encontrados, objetos personales hallados, llamadas anónimas que activan operativos, pero ninguna noticia de sus seres queridos. Para ellas, los operativos son apenas paliativos. “Nosotras no queremos solo búsquedas simbólicas, queremos que los busquen con vida”, dijo Yoselin Chavarría, quien lleva más de un año sin noticias de su padre, desaparecido en mayo de 2023.
Chiapas registró de manera oficial tres mil 079 personas desaparecidas, de acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas. Sin embargo, colectivos y organizaciones advirtieron que el subregistro es considerable, puesto que muchas denuncias no se formalizan por miedo o falta de orientación. A nivel nacional, más del 94 por ciento de los casos de desaparición permanecen sin resolver, según la Comisión Nacional de Búsqueda, y solo el tres por ciento cuenta con una investigación judicial avanzada.
Las madres también han cuestionado el uso de recompensas por parte de la Fiscalía General del Estado (FGE). Aunque se han ofrecido hasta 500 mil pesos por información, no han tenido resultados. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la comarca tiene uno de los niveles más bajos de confianza en sus instituciones de procuración de justicia, con apenas siete de cada 100 personas creyendo que su denuncia será atendida con seriedad.
El plantón no tiene fecha de término. Las madres han llevado mantas, fotografías y veladoras; han convertido el espacio en una trinchera de memoria. No reclaman caridad, exigen verdad. Y en una entidad donde la burocracia pesa más que la urgencia humana, su presencia en la calle vuelve a gritar lo que las instituciones se niegan a escuchar, en la entidad, buscar a un desaparecido es también buscar justicia.