La mayoría de las madres trabajan sin prestaciones. Esto afecta el bienestar familiar
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
En Chiapas, la falta de seguridad social para siete de cada 10 mujeres trabajadoras no solo es una cifra alarmante, sino una realidad que afecta la salud y bienestar de miles de familias. La informalidad laboral, predominante en sectores como el comercio, el emprendimiento y los servicios domésticos, deja a muchas madres sin acceso a atención médica tanto para ellas como para sus hijos. Este vacío institucional genera una carga económica y emocional que se traduce en atención médica insuficiente y postergada.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el 64 por ciento de las mujeres en la entidad que trabajan en la informalidad no cuentan con acceso a servicios de salud, cifra que supera la media nacional del 52 por ciento. Además, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) reportó que solo el 27 por ciento de las mujeres afiliadas en la comarca reciben prestaciones completas, lo que refleja la brecha que persiste en la protección laboral femenina.
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) reveló que la tasa de subempleo en chiapanecas alcanza el 18 por ciento, mucho mayor que el 11 por ciento registrado a nivel nacional. Este subempleo se vincula con la precariedad en la afiliación al sistema de salud, lo que obliga a muchas a recurrir a clínicas particulares, farmacias o, en el peor de los casos, a renunciar a la atención médica necesaria.
El acceso limitado a guarderías y licencias médicas también impacta en la capacidad productiva y la estabilidad emocional de estas féminas. Según el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), el 72 por ciento de las madres jefas de familia en la región no cuenta con servicios de cuidado infantil accesibles, lo que obliga a muchas a combinar jornadas laborales extensas con el cuidado sin apoyo formal, esto aumenta el riesgo de enfermedades no atendidas.
Las expertas en derechos laborales y sociales coinciden en que la solución pasa por diseñar políticas públicas que amplíen la cobertura de la seguridad social hacia las trabajadoras informales. Mientras ello no ocurra, la realidad es que miles de mujeres en la entidad enfrentan la salud infantil como una emergencia constante, en un contexto de exclusión que limita sus oportunidades de desarrollo y bienestar familiar.