Las primeras semanas del nuevo Gobierno destacan por la atención a sectores vulnerables y promoción del desarrollo económico sostenible
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
El inicio del Gobierno de Eduardo Ramírez Aguilar en Chiapas ha generado expectativas y debates en torno a las prioridades que ha marcado para su administración. Con un enfoque autodenominado la “Nueva ERA”, su gestión apunta a transformar de manera profunda sectores clave como infraestructura, seguridad, educación y desarrollo social. Este arranque se caracterizó por la promoción de proyectos ambiciosos y por acciones que buscan consolidar un modelo de gobernanza cercano a la ciudadanía.
Uno de los primeros anuncios destacados fue el Plan Chiapas-Balam, un esquema integral que promete cambiar el rostro de la infraestructura estatal. Este plan incluye la modernización de carreteras, la construcción de escuelas, hospitales y viviendas dignas. Un ejemplo relevante es el tramo carretero Palenque-Ocosingo, cuyo desarrollo cuenta con el apoyo de 29 comunidades, proyectándose como un catalizador para el turismo y el comercio regional. En paralelo, en Tuxtla Gutiérrez se anunció la construcción de un puente peatonal en la zona hospitalaria, una medida que busca mejorar la seguridad y accesibilidad para los peatones. Además, el gobernador confirmó el inicio del proyecto del Cablebús, un sistema de transporte sustentable que promete reducir el congestionamiento vial en la capital chiapaneca.
En el ámbito educativo, la inauguración de la Universidad Nacional Rosario Castellanos en Comitán es un hito importante. Este centro educativo, enfocado en brindar acceso gratuito y sin restricciones de admisión, representaráuna oportunidad significativa para los jóvenes de la región. Además, el Programa de Alfabetización “Chiapas Puede” se posiciona como una estrategia fundamental para erradicar el analfabetismo en el estado, con la meta de alcanzar este objetivo en 2026. La educación se plantea como un eje estratégico para combatir desigualdades y potenciar el desarrollo humano en la entidad, así como el brindar mejores oportunidades para las infancias vulnerables.
La seguridad ha sido otro eje central en estos primeros días. La administración ha reportado la detención de más de 300 personas relacionadas con el crimen organizado, incluyendo a funcionarios y elementos policiales acusados de corrupción. Estas acciones son una muestra del compromiso de Ramírez Aguilar con la justicia y la paz social en un estado que ha enfrentado serios desafíos en este ámbito. No obstante, el reto persiste, en especial en regiones rurales donde la presencia de las autoridades es limitada y la influencia de células delictivas prevalecen.
Por otra parte, el mandatario ha enfatizado su cercanía con las comunidades indígenas, destacándose la realización de la Primera Asamblea del Pueblo en Aldama. Durante este evento, recibió el bastón de mando, un acto simbólico que reafirmó su intención de gobernar con perspectiva social y respeto a las tradiciones ancestrales. Este gesto ha sido bien recibido por los líderes comunitarios, quienes esperan que la administración traduzca este compromiso en políticas públicas efectivas.
Las primeras semanas también han evidenciado un enfoque en la reactivación económica. Ramírez Aguilar anunció incentivos para pequeños y medianos empresarios, así como un plan de apoyo para productores locales, el cual tiene el objetivo de fortalecer las cadenas de valor y mejorar la competitividad del estado. Además, se han promovido ferias regionales para visibilizar los productos chiapanecos, lo que podría abrir nuevas oportunidades de mercado para los emprendedores locales.
En el sector salud, se ha destacado la construcción de nuevos centros hospitalarios en regiones vulnerables, así como la modernización de los servicios existentes. Estas medidas están orientadas a garantizar que la población tenga acceso a atención médica oportuna y de calidad, uno de los principales retos en Chiapas. De forma paralela, se han iniciado campañas de vacunación y prevención de enfermedades que buscan reforzar el bienestar general de la población.
El gobernador también ha puesto atención en la transparencia y rendición de cuentas. Ha implementado mecanismos para monitorear el avance de los proyectos y asegurar que los recursos sean utilizados de manera eficiente. Esta estrategia busca recuperar la confianza de la ciudadanía en las instituciones públicas, un desafío clave en un estado con un historial de desconfianza hacia las autoridades.
En cuanto al medio ambiente, la “Nueva ERA” incluye iniciativas para la protección de las selvas y recursos hídricos. Ramírez Aguilar ha manifestado su intención de trabajar con comunidades locales en proyectos de conservación y reforestación, promoviendo un desarrollo sostenible en el estado. Esto incluye también medidas para mitigar los efectos del cambio climático y garantizar la preservación de los recursos naturales para las futuras generaciones.
Las reacciones de la población han sido diversas. Mientras algunos sectores reconocen los esfuerzos del gobernador por abordar problemáticas históricas, otros manifiestan escepticismo sobre la viabilidad de ciertos proyectos. Los retos administrativos y financieros que enfrenta Chiapas podrían representar un obstáculo importante para la concreción de estas iniciativas. No obstante, la población mantiene altas expectativas ante los compromisos asumidos por la nueva administración.
En el plano político, Eduardo Ramírez Aguilar ha buscado consolidar alianzas con actores clave a nivel estatal y federal. Estas relaciones serán fundamentales para garantizar la ejecución de sus planes y para posicionar a Chiapas como un referente en desarrollo regional. Con ello, se colocó la primera piedra del Parque Industrial Chiapas (Pichi), en el municipio de Berriozábal y en la capital del estado la construcción de un dren pluvial en el Periférico Sur Poniente para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
La administración debe ser cautelosa con las expectativas que genera. La complejidad de los problemas del estado requiere soluciones integrales y sostenidas, y el éxito de las medidas dependerá de su implementación efectiva. Además, se señaló la importancia de evitar promesas sobredimensionadas que puedan derivar en desilusión ciudadana.
Los sectores más vulnerables también esperan resultados concretos. Las comunidades rurales e indígenas demandan una mejora inmediata en sus condiciones de vida, así como una mayor inclusión en los procesos de toma de decisiones. Las carencias en infraestructura básica, salud y educación son problemas que requieren atención prioritaria para cerrar brechas de desigualdad.
El primer mes de la administración ha dejado claro que existen áreas críticas que no pueden esperar. La crisis migratoria en la frontera sur y los conflictos agrarios entre comunidades requieren atención inmediata y un manejo estratégico que priorice el diálogo y la cooperación. Estas problemáticas, si no se abordan de forma adecuada, podrían escalar y generar mayores tensiones sociales. Por ello, Ramírez Aguilar ha sostenido reuniones con representantes del Instituto Nacional de Migración (INM), Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) y otras instancias, con la intención de resolver las áreas de oportunidad de Chiapas.
Otro aspecto que se ha destacado es la necesidad de fortalecer la infraestructura tecnológica en el estado. Ramírez Aguilar ha mencionado planes para expandir la conectividad digital en zonas rurales, un paso crucial para reducir la brecha digital y fomentar el desarrollo económico. Este proyecto se perfila como un catalizador para la inclusión social y el acceso a oportunidades educativas y laborales.
A nivel social, se han iniciado campañas de concienciación sobre violencia de género y derechos humanos, que pretenden involucrar a diversos sectores de la población en un esfuerzo conjunto para combatir estos problemas. Estas iniciativas desean construir una cultura de respeto e igualdad, promoviendo cambios estructurales y culturales a largo plazo.
El primer mes de la administración de Eduardo Ramírez Aguilar ha estado marcado por un enfoque multidimensional y objetivo. Si bien los avances son alentadores, el desafío radica en mantener el impulso inicial y en traducir las propuestas en beneficios tangibles para la población chiapaneca. La “Nueva ERA” apenas comienza, pero ya enfrenta la prueba de transformar sus promesas en realidades duraderas para Chiapas.