La determinación, impulsada por el gobernador, busca fomentar la paz y seguridad
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
En un movimiento que ha generado amplio debate en Chiapas, el gobernador Eduardo Ramírez Aguilar oficializó la prohibición de las peleas de gallos y carreras de caballos, argumentando que estas actividades no solo fomentan la violencia, sino que también generan inseguridad en eventos masivos. La medida, anunciada el pasado lunes 13 de enero en una conferencia de prensa y ratificada en sus redes sociales, ha polarizado a la ciudadanía, con opiniones divididas entre quienes apoyan esta decisión y quienes ven en ella una afrenta a las tradiciones del estado.
Durante su conferencia de prensa, el mandatario morenista explicó que esta decisión fue tomada en coordinación con la Mesa de Seguridad, luego de analizar el impacto de estos espectáculos en las comunidades:
“Tomamos un acuerdo con las Fuerzas Armadas. Vienen luego las ferias de los pueblos y los municipios, y quedan prohibidas las peleas de gallos en los palenques. Quedan prohibidas las carreras de caballos, ya no va a haber carreras de caballos en Chiapas. Queda prohibido categórica y literalmente. Ya les pedí que donde haya este tipo de actividades de manera clandestina, vamos a caer con todo el peso de la ley porque ya es una instrucción que estamos dando”, afirmó Ramírez Aguilar.
El gobernador destacó que esta prohibición forma parte de una estrategia integral para promover la paz en Chiapas, un estado que enfrenta retos significativos en materia de seguridad. Según sus declaraciones, las peleas de gallos y las carreras de caballos han derivado en conflictos que van desde riñas entre asistentes hasta enfrentamientos armados en ferias y palenques, lo que pone en riesgo a la población.
Ramírez Aguilar subrayó que la decisión no responde a un cálculo político ni busca congraciarse con ciertos sectores, sino que está orientada al bienestar colectivo. “Mi objetivo es que, en seis meses, podamos decir que Chiapas alcanzó la paz. Para lograr esto, es fundamental que no desperdiciemos el tiempo en banalidades y, en su lugar, nos enfoquemos en programas de prevención y en trabajar en coordinación para blindar nuestras comunidades”, expresó.
En su cuenta de X (antes Twitter), el mandatario lanzó un mensaje que busca involucrar a la ciudadanía en la toma de decisiones: “¿Si vamos para adelante o nos echamos para atrás? Quiero ver si somos más los que queremos la paz”, escribió, invitando a la reflexión colectiva sobre la importancia de estas acciones en pro de la seguridad del estado.
La reacción ciudadana no se hizo esperar. Mientras algunos sectores aplauden la medida como un paso firme hacia la pacificación de Chiapas, otros la consideran una intromisión en las tradiciones y costumbres locales.
Para la población indígena y rural, las peleas de gallos y las carreras de caballos son eventos que trascienden lo recreativo y se convierten en espacios de socialización y de generación de ingresos. Muchos habitantes ven en estas actividades una forma de preservar su identidad cultural, por lo que la prohibición ha sido recibida con escepticismo y, en algunos casos, con rechazo.
“Esto es un golpe a nuestras tradiciones. Las peleas de gallos y las carreras de caballos no solo son entretenimiento, son parte de nuestra cultura. Lo que deberían hacer es regularlas, no prohibirlas”, señaló Luis Méndez, organizador de ferias en la región Altos de Chiapas.
Por otro lado, defensores de los derechos de los animales y activistas celebraron la medida como un avance hacia una sociedad más consciente y pacífica. “No podemos hablar de progreso si seguimos permitiendo actividades que promuevan la violencia y el maltrato animal. Esta decisión es un paso en la dirección correcta”, afirmó Carmen Ramírez, representante de una ONG ambiental en Tuxtla Gutiérrez.
El gobernador fue enfático en que la prohibición será categórica y que se implementarán operativos para evitar que estas actividades se lleven a cabo de manera clandestina. Aseguró que las autoridades locales y estatales trabajarán en conjunto para garantizar el cumplimiento de la ley.
“Donde haya este tipo de actividades de manera clandestina, vamos a caer con todo el peso de la ley porque ya es una instrucción que estamos dando”, advirtió el mandatario, dejando claro que no habrá tolerancia para quienes intenten burlar la normativa.
El Gobierno de Chiapas ha apostado por reforzar las estrategias de seguridad y promoción de la paz en un contexto de creciente violencia en diversas regiones del estado. La prohibición de las peleas de gallos y las carreras de caballos se enmarca en este esfuerzo, con la expectativa de que estas medidas contribuyan a reducir los índices de criminalidad y conflictos en eventos masivos.
Sin embargo, el desafío para las autoridades será garantizar que esta decisión no genere un aumento en las actividades clandestinas, así como atender las preocupaciones de los sectores que consideran que la medida afecta su forma de vida.
En un estado marcado por la diversidad cultural y las complejidades sociales, la pregunta sobre si esta prohibición será un paso efectivo hacia la paz o un detonante de nuevos conflictos sigue abierta. Lo cierto es que la medida ha puesto a Chiapas en el centro del debate nacional sobre la convivencia entre tradición y modernidad, seguridad y cultura.
La reciente prohibición de las peleas de gallos y carreras de caballos en Chiapas, impulsada por el gobernador del estado como parte de su estrategia de seguridad, ha desatado una ola de opiniones encontradas entre autoridades, empresarios, aficionados y ciudadanos en general. Esta medida, que busca garantizar la paz y la tranquilidad en el estado, se ha convertido en un tema de debate público que confronta tradiciones profundamente arraigadas con los llamados a la modernidad y la seguridad.
Algunos municipios de Chiapas han manifestado su apoyo rotundo a la medida, destacando los beneficios que podría traer para sus comunidades. En un comunicado oficial difundido el pasado martes, el Gobierno de Ocosingo, liderado por la doctora Angélica Méndez, anunció su adhesión a esta disposición. “Este Gobierno reitera el compromiso de sumarse y fortalecer las acciones de la estrategia de seguridad del Gobierno del estado”, señala el documento, en el que además se subraya la importancia de estas decisiones para abonar a la paz y el orden en las familias chiapanecas.
En el mismo sentido, Valeria Rosales Sarmiento, alcaldesa de Villaflores, expresó en redes sociales que su administración apoya plenamente la prohibición. En su declaración, la edil morenista destacó que estos eventos suelen ser escenarios de actividades delictivas que ponen en riesgo la seguridad de las comunidades. Durante una publicación en la que compartió imágenes de la presentación de la Banda Tierra Sagrada en la feria municipal, enfatizó: “Esta medida es una forma de proteger a las familias de Villaflores y a nuestro estado”.
La medida también ha encontrado eco en numerosos ciudadanos que ven en esta prohibición una oportunidad para evolucionar como sociedad. En la red social X (antes Twitter), varios usuarios mostraron su respaldo al gobernador y celebraron la iniciativa. “En Chiapas queremos la paz, gobernador. Tiene todo nuestro apoyo”, escribió un usuario. Otros se centraron en el tema del maltrato animal: “Aunque argumentan que la pelea de gallos y las carreras de caballos son una tradición, esto no justifica el sufrimiento hecho a los animales. Las tradiciones deben evolucionar”.
Además, algunos mensajes señalaron el vínculo de estas actividades con conflictos entre participantes y su naturaleza clandestina. “Dichas aficiones fomentan el maltrato animal y riñas entre las personas, además de realizarse, en su mayoría, de manera clandestina”, afirmó otro usuario, sumándose a los llamados para erradicar estas prácticas.
EL RECHAZO DE EMPRESARIOS Y AFICIONADOS
Por otro lado, la medida ha generado un fuerte rechazo entre empresarios dedicados a la organización de peleas de gallos y carreras de caballos, así como entre aficionados de estas actividades, quienes las consideran parte fundamental de la identidad cultural del estado. Varios galleros han comenzado a movilizarse, organizando protestas que buscan frenar esta prohibición. Para este jueves 16 de enero, está programada una marcha titulada “Marcha por nuestras tradiciones”, cuyo objetivo es exigir que estas prácticas sean respetadas como patrimonio cultural y económico de la región.
En redes sociales, los detractores de la medida también se han manifestado con dureza. “Iniciativas fuera de la ley… eso es arrogancia e imposición cuando son prácticas 100por ciento tradicionales en nuestro país desde hace años”, comentó un usuario en Facebook. Otros señalaron el impacto económico que la prohibición podría tener para cientos de familias que dependen de estas actividades. “No saben cuánta gente vive de estos deportes, ojalá tengan trabajo para todos ellos”, escribió otro.
Algunos incluso criticaron la falta de acciones contra problemas de mayor gravedad. “Déjese de mamad…s, gobernador, y póngase a buscar a los verdaderos delincuentes, violadores, secuestradores, y no le quite el trabajo a personas honradas”, señaló un mensaje que refleja el sentir de quienes consideran esta medida como un acto superficial.
La prohibición de peleas de gallos y carreras de caballos en Chiapas abre un debate sobre el equilibrio entre la conservación de tradiciones y la búsqueda de seguridad, paz y respeto por los derechos animales. Mientras algunos municipios y ciudadanos ven en esta medida un paso hacia el progreso y la convivencia pacífica, otros la consideran una afrenta a la identidad cultural y una amenaza para la economía local.
Con las protestas en puerta y la polarización en aumento, la decisión del Gobierno estatal enfrenta el desafío de demostrar que estas acciones pueden traducirse en resultados concretos que beneficien a la mayoría de los chiapanecos, mientras encuentra formas de atender las preocupaciones de los sectores afectados. El debate, lejos de cerrarse, apenas comienza en un estado donde las tradiciones y la modernidad se enfrentan en un campo cada vez más dividido.