El modus operandi suele incluir el uso de lanchas rápidas y embarcaciones semisumergibles para evadir la detección de autoridades
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
En una operación marítima de vigilancia y patrullaje, elementos de la Armada de México, adscritos a la Secretaría de Marina (Semar), aseguraron un cargamento de más de media tonelada de aparente cocaína en aguas del océano Pacífico, a 361 kilómetros de la Costa de Chiapas.
La acción, que forma parte de las estrategias de combate al tráfico de drogas en la región, ocurrió cuando personal naval en funciones de Guardia Costera detectó una embarcación sospechosa en alta mar. De inmediato, se desplegó un operativo aéreo y marítimo para interceptar el navío, lo que derivó en el aseguramiento de la presunta droga y la detención de varios tripulantes, cuyos datos no han sido revelados hasta el momento.
La Semar informó que, tras la detección del objetivo, se realizó un operativo coordinado que incluyó unidades aéreas, buques de la Armada y embarcaciones menores. Al acercarse a la embarcación sospechosa, los elementos navales encontraron múltiples bultos en su interior, los cuales contenían paquetes con polvo blanco de características similares a la cocaína.
“Los objetos asegurados y las personas presuntamente infractoras de la ley, a quienes se les respetaron sus derechos humanos e integridad física, fueron embarcados en un buque de la Armada de México para ser trasladados a tierra y puestos a disposición de las autoridades competentes”, detalló la dependencia en un informe oficial.
Según estimaciones de la propia Semar, la incautación de este cargamento representa un golpe financiero significativo a los grupos delictivos que operan en la región, con una afectación económica aproximada de 7.5 millones de dólares, lo que equivale a 154 millones 270 mil pesos al tipo de cambio actual.
La institución reiteró que este tipo de operativos forman parte de una estrategia permanente para combatir el tráfico de drogas y garantizar la seguridad en los mares. “De esta manera, la Secretaría de Marina, a través de la Armada de México, mediante operaciones de vigilancia marítima, aérea y terrestre, trabaja para inhibir la acción delincuencial con el fin de garantizar y mantener el Estado de derecho en la mar”, sostuvo la corporación en su comunicado.
RUTA DEL NARCOTRÁFICO EN EL PACÍFICO
La ubicación de Chiapas en la costa del Pacífico lo ha convertido en un punto estratégico para las organizaciones criminales dedicadas al tráfico de drogas. En los últimos años, la zona marítima ha sido utilizada para el transporte de grandes cantidades de cocaína provenientes de Sudamérica, principalmente de Colombia y Ecuador, con destino a México y Estados Unidos.
El modus operandi de los narcotraficantes suele incluir el uso de lanchas rápidas y embarcaciones semisumergibles para evadir la detección de las autoridades. En muchos casos, la droga es trasladada desde altamar hasta la costa, donde es almacenada y posteriormente distribuida a través de rutas terrestres.
Los aseguramientos de cargamentos de droga en altamar se han vuelto cada vez más frecuentes, gracias a la implementación de tecnología de vigilancia aérea y marítima, así como a la coordinación entre las distintas fuerzas de seguridad.
El aseguramiento de esta carga es el más reciente de una serie de operativos similares en la zona. Apenas en septiembre de 2024, la Décimo Sexta Región Naval de la Semar incautó una tonelada y media de cocaína en el municipio de Paredón, Chiapas.
En esa ocasión, elementos de la corporación realizaban un recorrido de vigilancia terrestre cuando encontraron una camioneta tipo pick up volcada a un costado de la carretera. Al inspeccionar el vehículo, descubrieron que transportaba mil 500 paquetes de cocaína. Además, en el lugar hallaron a un hombre herido, quien recibió primeros auxilios antes de ser detenido y puesto a disposición de las autoridades ministeriales.
Estos operativos reflejan la creciente actividad de los cárteles en la zona, quienes buscan nuevas rutas de trasiego ante el reforzamiento de la seguridad en otros puntos del país. Chiapas, por su ubicación estratégica y sus condiciones geográficas, se ha convertido en un territorio clave para el tránsito de drogas y el establecimiento de células del crimen organizado.
El aseguramiento de este nuevo cargamento de cocaína ha sido destacado como un golpe importante contra las estructuras criminales que operan en el Pacífico mexicano. Sin embargo, especialistas en seguridad advierten que la lucha contra el tráfico de estupefacientes no se limita a la incautación de drogas, sino que requiere una estrategia integral que ataque las finanzas de los grupos delictivos, así como el fortalecimiento de la cooperación internacional.
En este sentido, la Marina ha reforzado su coordinación con agencias de seguridad de Estados Unidos y otros países de América Latina, con el objetivo de rastrear el origen de estos envíos y desmantelar las redes criminales involucradas.
Por su parte, organizaciones de derechos humanos han solicitado que las detenciones derivadas de estos operativos se realicen con pleno respeto al debido proceso, evitando violaciones a los derechos de los detenidos y garantizando que las investigaciones lleguen hasta los niveles más altos de las estructuras criminales.
Mientras tanto, en las comunidades costeras de Chiapas, el impacto del narcotráfico sigue siendo un problema latente. Pescadores y habitantes de la región han denunciado que el crimen organizado ha intentado cooptarlos para el traslado de droga, ofreciendo sumas de dinero difíciles de rechazar en una zona donde las oportunidades económicas son escasas.
El aseguramiento de más de media tonelada de cocaína en altamar representa un avance en la lucha contra el narcotráfico en Chiapas, pero también evidencia la constante actividad de los grupos criminales en la región. A pesar de los esfuerzos de la Marina y otras corporaciones de seguridad, el tráfico de drogas continúa siendo una amenaza persistente en la zona del Pacífico.
Chiapas, un estado históricamente asociado con la migración y la lucha social, ha experimentado en los últimos años un aumento en la actividad del crimen organizado, con una notable presencia del narcotráfico. Entre 2020 y 2022, el Ejército Mexicano ha ejecutado operativos de gran magnitud, logrando decomisos históricos de cocaína en la entidad.
El mayor aseguramiento registrado en el estado tuvo lugar el 28 de octubre del 2022, cuando fuerzas castrenses decomisaron dos mil 46 kilogramos de cocaína en territorio chiapaneco. Este golpe al crimen organizado es el más grande en la historia reciente de Chiapas y refleja el papel cada vez más estratégico de la entidad en la llamada ruta del Pacífico, un corredor clave para el trasiego de drogas desde Sudamérica hacia Estados Unidos.
Antes de este aseguramiento, otros decomisos de gran magnitud habían sido ejecutados por las fuerzas de seguridad:
– 29 de agosto del 2020: Mil 357 kilos de cocaína incautados.
– 8 de marzo del 2020: Mil 285 kilos asegurados en un operativo contra células criminales.
Estos decomisos evidencian que, pese a la constante presencia militar en la región, las redes delincuenciales han logrado expandirse y consolidarse, utilizando a Chiapas como un punto de almacenamiento y distribución de droga.
COCAÍNA ASEGURADA EN 2022: UN AÑO RÉCORD
El año 2022 marcó un aumento en la operatividad del Ejército Mexicano en la entidad. Aparte del decomiso de octubre, hubo tres aseguramientos de importancia:
– 8 de febrero del 2022: 795 kilogramos de cocaína incautados.
– 15 de agosto del 2022: 926 kilogramos decomisados.
– 24 de noviembre del 2022: 595 kilogramos asegurados.
Estos operativos elevan el total de cocaína decomisada en Chiapas durante la administración actual a 12 mil 242 kilogramos, una cifra que refleja la creciente incidencia de esta actividad en la región.
EJÉRCITO VS. MARINA: ¿QUIÉN DOMINA LOS DECOMISOS EN CHIAPAS?
Si bien la Secretaría de Marina-Armada de México (SEMAR) ha realizado múltiples intercepciones en aguas del Pacífico, asegurando embarcaciones menores con cargamentos de droga, es el Ejército Mexicano quien ha protagonizado los mayores decomisos terrestres. Esto sugiere que el trasiego de cocaína en la entidad no solo ocurre por mar, sino también a través de carreteras y rutas clandestinas, donde los grupos criminales han encontrado nuevas maneras de mover su mercancía.
Además de los decomisos de droga, el Ejército ha logrado importantes aseguramientos de numerario en efectivo. De acuerdo con la Plataforma Nacional de Transparencia, en los últimos cuatro años, la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) ha incautado en Chiapas 493 mil 559 dólares en efectivo, provenientes de actividades ilícitas.
Los operativos más significativos en términos de decomiso de dinero fueron:
– 29 de marzo del 2022: 218 mil dólares asegurados.
– 29 de enero del 2020: 140 mil dólares incautados.
Si bien estas cifras pueden parecer modestas en comparación con el flujo de dinero que maneja el narcotráfico, reflejan la capacidad operativa del Ejército para detectar y frenar el financiamiento de organizaciones criminales.
Chiapas no solo enfrenta el desafío del tráfico de sustancias ilícitas. La entidad se ha convertido en un foco de trata de personas, especialmente de migrantes centroamericanos y caribeños, como hondureñas, guatemaltecas, haitianas, colombianas y dominicanas. Muchas de estas personas son víctimas de redes de explotación sexual y laboral, operadas en su mayoría por grupos vinculados al crimen organizado.
Además, la extorsión y el cobro de piso se han convertido en una práctica recurrente en el estado, afectando no solo a giros negros, sino también a centros comerciales y cámaras empresariales, lo que ha generado un clima de incertidumbre entre comerciantes y empresarios locales.
El incremento en los aseguramientos de cocaína en Chiapas evidencia que el estado es una pieza clave en la estructura operativa de estas redes de tráfico en México. Sin embargo, la persistencia de estas actividades sugiere que, a pesar de los esfuerzos del Ejército y la Marina, las organizaciones criminales continúan encontrando rutas y métodos para mover grandes cantidades de droga.
Con la reciente militarización de la seguridad en el país y el papel preponderante del Ejército en el combate al crimen organizado, el futuro de la entidad dependerá de la capacidad de las autoridades para contener la expansión del narcotráfico sin afectar a la población civil, que cada vez más se encuentra en medio de una lucha entre fuerzas de seguridad y grupos delictivos.
Con cada nuevo decomiso, queda claro que las organizaciones criminales siguen explorando nuevas rutas y métodos para el trasiego de droga. La pregunta sigue siendo hasta qué punto estas incautaciones afectan realmente la operatividad de los grupos del crimen organizado y si las estrategias actuales son suficientes para frenar el flujo de estupefacientes que atraviesa México rumbo a Estados Unidos.