Organizaciones civiles han expresado su preocupación por falta de oportunidades laborales y de programas de reinserción efectivos
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
Un tercer vuelo con 157 ciudadanos mexicanos deportados desde Estados Unidos aterrizó este fin de semana pasado, en el aeropuerto de la ciudad fronteriza de Tapachula, en un contexto de creciente endurecimiento de la política migratoria estadounidense. Con esta nueva llegada, suman ya 362 los connacionales repatriados en los últimos tres días a Chiapas, evidenciando la intensificación de las medidas de contención aplicadas por el Gobierno de Joe Biden.
Procedente de El Paso, Texas, la aeronave operada por la empresa Global Airlines tocó tierra alrededor de las 11:40 horas. A bordo viajaban 25 mujeres, 127 hombres, así como tres niñas y dos niños. A su llegada, algunos denunciaron las condiciones en las que fueron transportados durante su proceso de deportación, señalando el uso de esposas y grilletes en manos, pies y cintura durante todo el trayecto.
Jorge Álvarez, uno de los migrantes deportados en el primer vuelo que arribó a Tapachula en días pasados, describió el trato recibido como “inhumano” y “humillante”. Según su testimonio, los deportados son encadenados de una manera que dificulta incluso moverse, y el trato de las autoridades migratorias estadounidenses es “como si fuéramos criminales”.
Las deportaciones masivas desde Estados Unidos han aumentado tras la implementación de nuevas restricciones migratorias y la aplicación más estricta del Título 8 del Código de EE. UU., el cual permite la expulsión inmediata de migrantes en situación irregular. Con estas medidas, el Gobierno estadounidense busca disuadir a quienes intentan cruzar la frontera sin documentos.
En Tapachula, las autoridades mexicanas han recibido a los repatriados y brindado apoyo a quienes necesitan asistencia. Sin embargo, el incremento en el flujo de deportados genera preocupación entre activistas y organizaciones de derechos humanos, quienes advierten sobre la falta de recursos suficientes para atender a los connacionales en su retorno.
“Lo que estamos viendo es un patrón de deportaciones aceleradas que podría aumentar en los próximos meses”, explicó un representante de una ONG local, quien agregó que muchos de los repatriados enfrentan situaciones de vulnerabilidad en sus comunidades de origen.
DEPORTADOS LLEGAN A CINCO AEROPUERTOS EN MÉXICO
El Gobierno de México ha autorizado cinco aeropuertos para recibir a ciudadanos mexicanos deportados de Estados Unidos, entre los que se encuentran el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, así como los de Villahermosa, Tabasco; Toluca, Cuernavaca, Guadalajara y Tapachula, informó Francisco Garduño Yáñez, comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM).
En entrevista, el funcionario destacó que el traslado de los connacionales a la frontera sur, a pesar de que muchos son originarios de entidades del centro y norte del país, obedece a una estrategia del Gobierno estadounidense para disuadir la migración irregular.
“Pero con todo, estamos atendiendo a nuestros paisanos; están regresando a su casa, unos con tristeza, nostalgia, otros con el sueño de ver a la familia, otros con llanto, con frustración”, expresó Garduño Yáñez sobre la situación que enfrentan los repatriados.
El titular del INM aseguró que el Gobierno mexicano está cumpliendo con su responsabilidad al recibir a los deportados con “afecto y amabilidad”, además de gestionarles documentos oficiales como la Clave Única de Registro de Población (CURP) y su credencial de identidad.
Para facilitar su regreso a sus lugares de origen, los connacionales pueden hacer uso de llamadas telefónicas gratuitas y reciben una tarjeta del programa Bienestar con un monto de dos mil 500 pesos. En casos excepcionales, también se les apoya con la compra de boletos de avión.
El comisionado añadió que las oficinas del INM en cada entidad del país mantienen presencia en las terminales de autobuses, donde supervisan la llegada de los deportados y les brindan apoyo para facilitar su traslado y reinserción en la sociedad.
Un total de 388 mexicanos han sido deportados vía aérea desde Estados Unidos a Chiapas en los últimos tres días, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Migración (INM). La llegada de estos connacionales a la frontera sur del país responde a una estrategia de ambos gobiernos para disuadir la migración irregular, reconoció Francisco Garduño, titular del INM.
En declaraciones recientes, Garduño aseguró que el Gobierno mexicano ha implementado un esquema de recepción y apoyo para los deportados, con el objetivo de facilitar su reinserción en la sociedad. “El Gobierno está haciendo su tarea, está recibiéndolos con afecto, amabilidad y tramitándoles su CURP, su atención, su credencial, todo lo que requieran”, expresó el funcionario.
Como parte de este protocolo de atención, se ha habilitado un mecanismo que permite a los migrantes contactar a sus familias por vía telefónica tras su llegada al país. Además, el Gobierno federal les otorga una tarjeta del Bienestar con un saldo de dos mil 500 pesos, destinada a cubrir los gastos de transporte para que puedan retornar a sus estados de origen. En casos excepcionales, el INM ha brindado apoyo adicional con la compra de boletos de avión para aquellos que enfrentan mayores dificultades económicas.
Garduño destacó que en cada estado del país, las oficinas del INM han sido instruidas para estar atentas a la llegada de los deportados en terminales de autobuses, con el propósito de ofrecer asistencia a quienes necesiten orientación o apoyo adicional en su trayecto de regreso a casa.
El titular del INM admitió que la decisión de trasladar a los deportados a la frontera sur de México, incluso cuando muchos provienen de estados del centro y norte del país, responde a una estrategia coordinada entre los gobiernos de México y Estados Unidos para desalentar la migración irregular. “Es un mensaje de los gobiernos estadunidense y mexicano para inhibir la migración”, reconoció Garduño.
La llegada de estos mexicanos repatriados se da en un contexto en el que las deportaciones se han intensificado como parte de las políticas migratorias implementadas por la administración del presidente Joe Biden, en un esfuerzo por reducir el flujo de migrantes indocumentados hacia territorio estadounidense. A pesar de estas medidas, la migración mexicana hacia Estados Unidos sigue siendo un fenómeno constante impulsado por la búsqueda de mejores oportunidades económicas y la reunificación familiar.
Para muchos de los deportados, el regreso a México representa un golpe emocional difícil de afrontar. Garduño señaló que las reacciones de los repatriados son diversas: “Están regresando a su casa, unos con tristeza, melancolía, otros con el sueño de ver a sus familias, otros con llanto, con frustración”.
La incertidumbre y el temor por el futuro son sentimientos recurrentes entre quienes son devueltos al país sin haber cumplido sus objetivos en Estados Unidos. Algunos han dejado atrás años de trabajo, mientras que otros han sido separados de sus seres queridos en un proceso abrupto y, en muchos casos, doloroso.
A pesar de los esfuerzos del Gobierno mexicano por atender a los deportados, organizaciones civiles han expresado su preocupación por la falta de oportunidades laborales y de programas de reinserción efectivos que permitan a los migrantes reconstruir sus vidas en México. La realidad para muchos de ellos es incierta, y el camino para su reintegración plena en la sociedad aún representa un desafío significativo.
Con la llegada de estos vuelos, Chiapas se ha convertido en un punto estratégico de retorno para los migrantes deportados desde EE. UU., lo que genera un reto adicional para las autoridades locales en cuanto a su reinserción y apoyo humanitario. A medida que la política migratoria estadounidense se endurece, el número de deportaciones podría seguir en aumento, dejando a cientos de mexicanos en una situación de incertidumbre y vulnerabilidad en su propio país.