Falta de acceso a pruebas, tratamiento tardío y escasa educación sexual alimentan la epidemia en la entidad
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
A pesar de los esfuerzos institucionales, Chiapas enfrenta una crisis en materia de VIH. Los protocolos preventivos, aunque presentes, no logran contener una curva de contagios que se mantiene activa en comunidades marginadas. Organizaciones como Yaaj México advirtieron que la respuesta estatal necesita transformarse en una estrategia comunitaria, con enfoque interseccional y territorial, que desmonte los estigmas estructurales que alimentan la epidemia.
El diagnóstico es claro, el cuarto lugar nacional en casos acumulados no se sostiene sin profundas omisiones en políticas públicas de salud sexual. Según el Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/SIDA (Censida), en 2023 Chiapas reportó una tasa de 20.7 casos nuevos por cada 100 mil habitantes, por encima del promedio nacional de 17.2. Además, solo el 52 por ciento de las personas diagnosticadas en los últimos tres años iniciaron tratamiento en el primer mes.
Otro dato que evidenció la debilidad institucional es que más del 60 por ciento de los municipios chiapanecos carecen de unidades médicas con pruebas rápidas disponibles de forma continua, según el Sistema de Información de la Secretaría de Salud. Esto impide una detección oportuna, en regiones indígenas donde el estigma y la falta de recursos agravan la situación. La capacitación de promotoras comunitarias impulsada por Yaaj México busca cerrar ese vacío, con saberes situados y alianzas locales.
La falta de educación integral en sexualidad también pesa,de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), solo el 27 por ciento de adolescentes chiapanecos han recibido información adecuada sobre VIH y otras Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) en escuelas públicas, lo que limita las posibilidades de prevención desde edades tempranas. Esto, junto con la exclusión de personas LGBTI+ en las políticas públicas, forma un terreno fértil para que el virus se mantenga activo.
Yaaj México concluyó que, si bien se han dado pasos importantes en el acompañamiento y diagnóstico comunitario, el 42 por ciento de las personas con VIH en la entidad aún desconoce su estatus serológico, según datos de ONUSIDA. Esto confirmó que la prevención no puede limitarse a campañas ocasionales ni a dispositivos institucionales que ignoran las desigualdades de clase, género y territorio. El reto es multidimensional y urgente,transformar la prevención en una política viva, comunitaria y sin discriminación.