En el Día del Adulto Mayor, la historia de Guadalupe, invita a reflexionar sobre el respeto y atención a este sector
YUSETT YÁÑEZ/PORTAVOZ
A sus 86 años, Guadalupe Aurora Jiménez Paniagua, maestra jubilada que trabajó incansablemente en comunidades indígenas y en la Ciudad de México, tomó una decisión consciente y valiente, internarse en un geriátrico. No fue el abandono lo que la llevó allí, sino el profundo deseo de vivir con dignidad y evitar ser una carga. “Estoy agradecida con la vida… ahora es momento de retirarme y no molestar a nadie”, dijo con serenidad, mientras asume cada día con esperanza y presencia.
Su historia, cargada de dignidad y reflexión, da voz a una problemática nacional, México tiene cerca de 18 millones de adultos mayores de 60 años, lo que representa alrededor del 14 por ciento de la población total del país. Sin embargo, detrás de ese número hay realidades que duelen, el 16 por ciento de estos adultos mayores sufren abandono o maltrato, y el 20 por ciento vive en soledad, sin apoyo familiar ni social.
En Chiapas, la situación también es crítica. Actualmente residen aproximadamente 345 mil adultos mayores, equivalentes al 7.2 por ciento de la población del estado, y cuatro de cada 10 carece de acceso a seguridad social. Además, más de la mitad de los mayores de 65 años se encuentran en situación de pobreza, aunque ha habido una reducción, pasó de 74.4 por ciento en 2018 a 54.8 por ciento en 2022 .
La precariedad se extiende a los cuidados en el hogar, donde recaen sobre todo en las mujeres, el 75 por ciento de las personas cuidadoras en México son mujeres, y ellas dedican en promedio 38.9 horas semanales a estas labores. Esto revela un sistema que aún no reconoce ni valora adecuadamente el esfuerzo de quienes cuidan frecuentemente sin recursos ni apoyo institucional.
Guadalupe rechaza el estereotipo de “abuela frágil”. Con orgullo afirma que manejó hasta los 81 años, vivió sola durante mucho tiempo, y decidió moverse al geriátrico cuando sintió que ya no podía valerse por sí misma sin depender de otros. “Uno tiene que aceptar que llega una etapa en que tu cuerpo ya siente los efectos de los años… no quiero ser carga para nadie”, explicó con dignidad.
Lejos de temer al ocaso, Guadalupe abraza cada amanecer. Vive el presente, sin pensar demasiado en el mañana: “Hoy me levanté, estoy de pie, y cuando termine el día le doy gracias… mañana no lo sé”. También habla de la muerte con serenidad, como una etapa que puede ser “muy bonita”.
En su mensaje hay una fuerte lección para las nuevas generaciones, aprovechar la juventud y construir una vejez plena. “Que vivan plenamente su juventud, para que luego en la vejez no digan: ‘cómo no hice esto o aquello’”, reflexionó.
EL RETO SOCIAL: DIGNIDAD, POLÍTICAS Y RESPETO
El ejemplo de Guadalupe no solo inspira, sino que denuncia. Requiere una mirada colectiva, políticas públicas eficaces que garanticen salud, pensiones, espacios de convivencia dignos y servicios de atención adecuados. Más aún, sociedad que reconozca el aporte de quienes envejecen con sabiduría, sin estigmas ni culpas.
En este Día del Adulto Mayor, la historia de Guadalupe es un llamado urgente a respetar, apoyar y acompañar a nuestros mayores.