Chiapas mantiene un arraigo cultural a las uniones tempranas y forzadas
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
Hoy, 12 de agosto se celebra el día internacional de la juventud en México, en el primer trimestre de 2024, el país contaba con una población juvenil de 31 millones de personas, comprendidas entre los 15 y 29 años, lo que representaba el 23.8 por ciento por ciento del total de la población, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). De este universo, el 51.1 por cientocorrespondía a mujeres y el 48.9 por ciento a hombres. Estos datos revelan un panorama demográfico crucial para comprender la evolución social del país, especialmente en estados como Chiapas, que se destaca por tener la población más joven del territorio nacional.
El Censo de Población y Vivienda 2020, realizado por el Inegi, posicionó a Chiapas como la entidad federativa con el mayor número de población joven en México, con una edad promedio de 24 años. Este dato contrasta fuertemente con la Ciudad de México, donde la edad media alcanzó los 35 años o menos. Este hallazgo no solo subraya las diferencias entre regiones, sino que también plantea interrogantes sobre las políticas públicas y los desafíos sociales que enfrentan estos jóvenes en contextos culturales y económicos variados.
A nivel nacional, México avanza hacia un envejecimiento poblacional evidente. En el año 2000, la edad media de la población era de 22 años; para 2010, ascendió a 26 años, y en 2020 se situó en 29 años. Este cambio indica una reducción significativa en la proporción de niñas, niños y adolescentes, mientras que el núcleo de adultos y adultos mayores ha crecido de manera notable. Este fenómeno refleja una transformación en la estructura demográfica del país, que inevitablemente impactará en áreas como la economía, la salud y la educación en las próximas décadas.
En el marco del Día Internacional de la Juventud, celebrado cada 12 de agosto, el Inegi publicó datos preliminares correspondientes al primer trimestre de 2024, resaltando la situación particular de Chiapas. Este estado no solo tiene la población más joven del país, sino que también mantiene un arraigo cultural a las uniones tempranas y forzadas, una práctica que se perpetúa en parte por las condiciones sociales y económicas de la región.
La Comisión Nacional de Población (CONAPO) ha señalado que, en Chiapas, deberán pasar aproximadamente 16 años para que se iguale la proporción de personas mayores y menores, lo que significa que la estructura etaria del estado seguirá siendo joven por un tiempo considerable. Este dato fue resaltado en el seminario “El futuro demográfico y poblacional en la región Sur-Sureste de México”, organizado por el Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) y la CONAPO, donde se discutieron las implicaciones de esta dinámica demográfica.
El seminario también reveló que la dinámica demográfica en México ha cambiado drásticamente en comparación con el siglo pasado. Actualmente, el país experimenta un freno en la fecundidad, con una tasa de 1.8 hijos por mujer a nivel nacional, una cifra que contrasta fuertemente con las tasas observadas en décadas pasadas. En 1970, el promedio nacional era de casi siete hijos por mujer.
Sin embargo, Chiapas se mantiene como una excepción dentro de esta tendencia nacional. La tasa de fecundidad en el estado es de 2.8 hijos por mujer, la más alta de todo el país. Este fenómeno se explica en parte por las prácticas culturales que prevalecen en la región, como las uniones tempranas y forzadas, especialmente en las comunidades más pobres y violentas.
El envejecimiento demográfico en México se atribuye a varios factores clave. Entre ellos, las campañas de planificación familiar, la promoción y uso de anticonceptivos, y el creciente ingreso de las mujeres al mercado laboral han jugado un papel fundamental en la reducción de la tasa de fecundidad. Estos cambios han llevado a una transición demográfica que se manifiesta en el aumento de la edad promedio de la población y en una estructura etaria que se encamina hacia el envejecimiento.
A pesar de las tendencias nacionales, Chiapas seguirá siendo la entidad federativa con la población más joven en las próximas décadas. Se espera que dentro de 50 años, la mitad de la población del estado tenga menos de 37 años, una situación que contrasta con el resto del país, donde el envejecimiento será más pronunciado.
Los factores que contribuyen a esta juventud poblacional son diversos, pero uno de los más destacados es la alta razón de fecundidad forzada. Según datos de la CONAPO, Chiapas tiene la tasa más alta de nacimientos por cada mil niñas madres de entre 10 y 14 años, con 3.8 nacimientos, comparado con una media nacional de 1.7 nacimientos por cada mil niñas madres. Este dato no solo es alarmante por lo que implica en términos de salud y derechos de las menores, sino que también subraya la persistencia de patrones culturales milenarios y patriarcales.
Las uniones forzadas y la maternidad infantil en Chiapas son fenómenos profundamente arraigados en la cultura de la región. Según la CONAPO, estas prácticas son producto de pautas culturales milenarias y patriarcales que se perpetúan en las zonas más pobres y violentas del estado. En estas comunidades, los arreglos matrimoniales de niñas son comunes y forman parte de una estructura social que limita las oportunidades de educación y desarrollo para las jóvenes.
Estas prácticas no solo tienen consecuencias inmediatas en la vida de las niñas y adolescentes, sino que también perpetúan un ciclo de pobreza y violencia que afecta a generaciones enteras. La falta de acceso a la educación y la salud, sumada a las condiciones económicas precarias, crea un entorno en el que las uniones tempranas y la maternidad infantil se convierten en la norma, más que en la excepción.
El envejecimiento de la población en México plantea múltiples desafíos en términos de políticas públicas y sociales. En el caso de Chiapas, el reto es doble: por un lado, abordar las prácticas culturales que perpetúan la juventud de la población a través de altas tasas de fecundidad; y por otro, preparar al estado para los cambios demográficos que se avecinan.
En un país donde la población envejece, Chiapas seguirá siendo un bastión de juventud. Sin embargo, esta juventud no debe interpretarse solo en términos de edad, sino también en el contexto de los desafíos sociales, económicos y culturales que enfrenta el estado. La clave para el futuro de Chiapas radica en encontrar un equilibrio entre el respeto a las tradiciones culturales y la promoción de los derechos y oportunidades para las nuevas generaciones.
México se enfrenta a una transición demográfica significativa que redefinirá la estructura de su población en las próximas décadas. Chiapas, con su población predominantemente joven, representa un caso único dentro del panorama nacional. Sin embargo, esta juventud también refleja desafíos profundos en términos de salud, educación y derechos humanos.
El futuro de Chiapas y de México depende de cómo se aborden estos desafíos. Es necesario implementar políticas que respeten la diversidad cultural, pero que al mismo tiempo promuevan el bienestar y el desarrollo de todas las personas, especialmente de las niñas y adolescentes, que son más vulnerables a las prácticas tradicionales y a las condiciones de pobreza y violencia.
En este contexto, el Día Internacional de la Juventud sirve como un recordatorio de la importancia de escuchar y atender las necesidades de los jóvenes, asegurando que todos tengan la oportunidad de vivir en un entorno que respete sus derechos y les brinde las herramientas necesarias para construir un futuro mejor.